Los neoyorquinos cuentan desde hoy con su propia exhibición con la que rendir homenaje a las víctimas del hundimiento del famoso crucero Titanic y en la que subrayan el impacto que sobre la cultura popular ha tenido el suceso ocurrido hace cien años.
“Titanic a los 100: Mito y Recuerdos” es el título que el museo marítimo South Street Seaport de Nueva York ha elegido para revisar a través de elementos interactivos, documentos originales y fotografías de época del barco para conmemorar el centenario de su hundimiento.
El crucero británico Titanic, con 2.224 personas a bordo, se hundió el 15 de abril de 1912 tras golpear un iceberg en el océano Atlántico, poco después de iniciar su viaje inaugural desde la ciudad inglesa de Southampton al puerto de Nueva York.
La exposición neoyorquina incluye también otros documentos, los llamados “marconigramas” (en honor a su inventor Guglielmo Marconi) o mensajes telegrafiados por radio de la noche en que ocurrió el suceso.
En las salas de ese museo neoyorquino se pueden ver los planos originales de la cubierta de primera clase, así como los pósters de varias películas sobre el famoso barco, fotos publicitarias y trajes de la época.
El trágico hundimiento del Titanic permanece en la memoria de Nueva York, el puerto al que nunca llegó y al que se dirigían muchos de los inmigrantes que en él viajaban, y que se revive con esta exposición que relata el suceso.
Los más de 700 supervivientes del naufragio llegaron a Nueva York a bordo del Carpathia, un buque que había dejado el puerto de la Gran Manzana y que se dirigía a la ciudad croata de Rijeka.
Su tripulación y su capitán, Arthur Rostron, fueron condecorados por su salvamento, llegando éste último incluso a ser obsequiado con la Medalla de Oro del Congreso de EE.UU., la más alta condecoración en este país.
La sala del museo neoyorquino en que se puede ver la exposición se sitúa frente al faro que en 1913, la ciudad erigió mediante las aportaciones recaudadas por suscripción pública para conmemorar a las 1.500 víctimas mortales de la tragedia.
De Nueva York, además, procedían algunas de ellas, como el congresista y propietario de los grandes almacenes Macy’s, Isidor Straus, quien es también recordado en el parque que lleva su nombre, ubicado en el barrio de Morningside Heights, en el oeste de Manhattan.
Straus y algunos pasajeros más que murieron aquella noche están enterrados en el bucólico cementerio de Woodland, en el condado de El Bronx, y que tiene la categoría de lugar histórico de Estados Unidos.
Straus, que está enterrado en el mausoleo familiar que construyó el arquitecto James Gamble Rogers, y su esposa cedieron su lugar en los botes salvavidas del crucero a otros pasajeros.
Según testimonios de los supervivientes, que citan algunos diarios como el New York Daily News, Ida Straus rechazó abandonar el barco sin su esposo, cuyo cadáver fue encontrado flotando en el agua, mientras que el de ella desapareció.
Otro de los estadounidenses prominentes y superviviente de la tragedia del Titanic enterrado en el cementerio neoyorquino es el coronel Archibald Gracie (1859-1912), un millonario amigo de Straus que ayudó a salvar a mujeres y niños del barco y después escribió el libro “La verdad sobre el Titanic”.
El millonario, que sobrevivió ocho meses a la tragedia, era descendiente del constructor de la mansión Gracie, residencia oficial de los alcaldes de Nueva York.
También está enterrado en ese lugar otro de los supervivientes de aquel suceso, el millonario editor Henry Harper (1864-1944), conocido entre los neoyorquinos porque salvó a su perro pequinés de morir ahogado aquella noche.
El cementerio, además, anunció que a finales de abril incluirá en sus visitas guiadas una dedicada a la tragedia del Titanic y en la que el historiador Joseph Edgette, explicará los últimos descubrimientos relacionados con el hundimiento