Una considerable cantidad de bultos contentivos de caraotas negras procedentes de Nicaragua fueron dejados en un solitario sitio de la carretera que conduce a Buena Vista, en el municipio Iribarren, ignorando cuál organismo llevó a cabo la acción.
Quienes transitan por esa vía se extrañaron al ver en la orilla de la arteria vial, sobre un muro de contención, numerosos empaques de medio kilo del grano y al observar más detenidamente constataron que en el fondo del barranco había más.
En los sacos donde originalmente llegaron los granos se puede leer: “Importado por Empresa Socialista Leguminosas del Alba S.A.”.
Igualmente se indica que su salida de Nicaragua está prohibida, de allí que se sospecha que su importación en Venezuela se hizo de manera ilegal en complicidad con alguien vinculado al gobierno de aquel país.
Entre los empaques localizados a la orilla de la carretera se especifica que el envasado se hizo en una empresa ubicada enla Zona IndustrialIII, a50 metrosde la salida a la avenida Las Industrias.
De acuerdo a consultas entre algunos clientes de Mercal o Pdval, en los establecimientos de esos organismos se estaban vendiendo las caraotas nicaragüenses.
En este caso se desconoce si la decisión de eliminar esa cantidad de granos se debió a que llegaron “pasadas”, es decir, en condiciones no aptas para el consumo humano o fue por descuido de los importadores o empacadores que se dañaron y optaron por abandonarlas en ese lugar sin importarles la contaminación que provocarían pues cualquiera que se acerque al sitio sentirá los malos olores que se desprenden de los bultos que quedaron visibles a los viajeros y los que fueron a parar al fondo del barranco.
Una ama de casa, consultada sobre la calidad de las caraotas que el gobierno venezolano recibe del nicaragüense a cambio de petróleo, dijo que “esas bichas son muy malas”.
Se desconoce si la o las personas encargadas de botar ese cargamento de granos cumplió a plenitud con el mandato o si por el contrario se reservó unos bultos que luego, inescrupulosamente, logró colocar en bodegas o mercados para ser expendidos a clientes sin importarles el daño a la salud.
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Fotos: Luis Salazar