Hoy es el día que se ve a Dios. Miremos al cielo en el resplandor de la mañana. En una fecha como ésta, en un hermoso amanecer como éste, se supo de la resurrección de su Hijo. Este hecho convenció al mundo que lo que Jesús de Nazaret predicaba, era verdad: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocen a mi, también conocerán al Padre. Pero ya lo conocen y lo han visto». Juan 14 (6-7). Dios estuvo en la tierra hecho Hombre. Muchos lo vieron y no creyeron; por el contrario, lo asesinaron. Hoy resucitado, está con nosotros y vivo.
«Cuando pasó el sábado, María Magdalena, María de Santiago y Salomé, compraron perfumes para ir a ungirlo. El primer día de la semana (domingo), muy temprano, llegaron al sepulcro al salir el sol. Se decían: ¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro? Alzaron la vista y observaron que la piedra estaba corrida. Era muy grande. Al entrar al sepulcro, vieron un joven vestido con un hábito blanco, sentado a la derecha; y quedaron sorprendidas. Les dijo: No tengan miedo. Ustedes buscan a Jesús Nazareno, el crucificado. No está aquí, ha resucitado. Miren el lugar donde lo habían puesto. Vayan ahora a decir a sus discípulos y a Pedro que irá delante de ellos a Galilea. Allí lo verán, como les había dicho» Mc 16 (1-7)
«Ese mismo día por la mañana Jesús de Nazaret se le apareció a María Magdalena, de la que había expulsado siete demonios. Ella fue a contárselo a los suyos, pero al oír que estaba vivo y se le había aparecido, no le creyeron. Después se apareció con otro aspecto a dos de ellos que iban caminando por el campo. Ellos fueron a contárselo a los demás, pero tampoco a ellos le creyeron. Por último se apareció a los discípulos cuando estaban a la mesa. Les reprendió su incredulidad y obstinación por no haber creído a los que lo habían visto resucitado. Y les dijo: Vayan por todo el mundo proclamando la Buena Noticia a toda la humanidad. Quien crea y se bautice se salvará; quien no crea se condenará» Mc 16 (9-16).
En el libro de Juan se señala que Tomás, uno de los doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le dijeron: «Hemos visto al Señor». Pero él contestó: Hasta que no vea la marca de los clavos en sus manos, no meta mis dedos en el agujero de los clavos y no introduzca mi mano en la herida de su costado, no creeré». Ocho días después, los discípulos de Jesús estaban otra vez en casa, y Tomás con ellos. Estando las puertas cerradas, Jesús vino y se puso en medio de ellos. Les dijo: «La paz esté con ustedes». Después dijo a Tomás: «Pon aquí tu dedo y mira mis manos; extiende tu mano y métela en mi costado. Deja de negar y cree». Tomás exclamó: «Tú eres mi Señor y mi Dios». Jesús replicó: Crees porque me has visto. ¡Felices los que no han visto, pero creen!». Jn 20 (24-28).
Para los cristianos hoy es el día más hermoso de nuestra vida. Hoy hay júbilo en nuestra Iglesia y alegría en nuestro corazón. Sabemos que Jesús de Nazaret anda con nosotros, sonríe cuando hacemos el bien, nos perdona cuando siente fe en nosotros y sufre cuando hacemos mal. Repite y repite: «Ámense los unos a los otros, como yo los amo a ustedes». ¡Bendícenos Padre! Por ti alcanzamos la vida eterna y en el cumplimiento de tus palabras encontraremos la santidad. Feliz Día. Te queremos mucho.