A Dios. El Reconocimiento a Dios. En primer lugar es que no nos de vergüenza hablar delante de los «fuertes», de su misericordia.
Permite estar claro con nosotros mismos, en cuanto a creer; que existe su presencia en todas las cosas. El valor va a depender del grado de compromiso que tengamos con su ley y sus preceptos.
De allí es donde vamos a sacar la fortaleza y la valentía necesaria para aceptar y enfrentar lo que no siempre deseamos que nos pase o nos ocurra.
También va a depender del lugar, en cuanto a prioridades, que le demos en nuestra vida y del grado de responsabilidad que tengamos a la hora de velar y defender su palabra y sus testimonios.
A si mismo, al aceptarnos y reconocernos tal como somos, nos queremos, sin duda. No siempre es así. Pero sigue siendo lo más fácil. Es el estado mental «Óptimo» de satisfacción del ser humano y es determinante debido a que si creemos que somos inteligentes, capaces y cariñosos, necesario entonces, es ponerlo en práctica; Si consideras que no existe barrera que no pueda saltar, fundamental es cumplir. De lo contrario pasaríamos el tiempo justificando y endosando nuestros desaciertos e impulsividades. Cuando de errores se trata. Es de valientes, retractarse.
A los demás. Reconocer al que está al lado es permitirle ejercer su derecho al bienestar general. A su salud, a la recreación, a una justicia oportuna, a un trabajo y un salario digno, educación de calidad y pare de contar. ¿Tanto cuesta reconocer las virtudes ajenas?; ¿Qué motiva el maltrato? ¿Acaso no nos asiste el derecho a que se nos respete? A más de uno el ego no tolera sino ver y disfrutar su espacio. Reconocer cara bonita en rostro ajeno, es de auténticos seres humanos; Supuestamente en nuestro corazón: Como dice el Gran Combo, «No hay cama pa… tanta gente». La generosidad está bastante limitada.
No se construye quitando al otro para ponerme yo. Reconocemos cuando conversamos y dialogamos, cuando evaluamos puntos de convergencia para compartir y trabajar en función de un objetivo. Enaltecer valores en otras personas es reconocer, en primer lugar que existes y que su presencia física e intelectual es diferente, que no somos «clones» y que aunque sea en una cosa, ese que tenemos enfrente, tiene la razón. Reconocer a los demás, es reconocer que mi verdad es relativa, e individual. Que lo colectivo es la sensatez y la tolerancia; Que las sociedades, así como las Instituciones se sostienen en el tiempo, sobre la base de valores y principios. No se ocupe estimado del reconocimiento como sinónimo de rechazo. Jamás será sinónimo pero, deje que el prójimo descubra sus virtudes.
¿Cuál es el amor que nosotros decimos profesar si nuestro empeño está en buscar la manera de desaparecer al otro?
El reconocimiento es producto de la imperfección del ser humano…Y el retractarse es de valientes…
Paso página…