Desde el inicio de la Cuaresma no se escuchaban cantos ni celebraciones en las iglesias católicas del mundo, tampoco había mucha luz en las casas de oración mientras se recordaban los días amargos de la Pasión y Muerte de Jesucristo, pero toda la tristeza culminó en la noche de este Sábado de Gloria que tuvo como celebración principal la Vigilia Pascual, donde tradicionales cantos como el Gloria y Aleluya retumbaron en las iglesias junto con el aplauso de los feligreses contentos por la vuelta a la vida del hijo de Dios.
En la Catedral, monseñor Antonio López Castillo, arzobispo de Barquisimeto, presidió la liturgia especial para celebrar el acto más grande que define la historia del cristianismo. Junto a otras autoridades, el representante de la iglesia invitó a los fieles a vencer sus miedos y transitar por los caminos de la libertad, abandonando la esclavitud del pecado y los vicios como las drogas, el crimen, el secuestro, la corrupción, el adulterio, el embarazo precoz, la mentira, la calumnia, la pornografía y todo aquello que contribuye a la destrucción del ser humano.
“Debemos salir de esta situación, cada quien sabe lo que le hace daño, cada quien sabe lo que es pecado, así que es preciso salir de ello y ponerse a derecho con Dios para ganar la tierra prometida”, expresó.
Asimismo, recordó que cuando los hombres y mujeres se apartan del Señor y olvidan sus mandatos les viene la destrucción y guerra, por ello, recordando las palabras de Isaías, instó a los cristianos a vencer el miedo de seguir la voluntad de Dios y no dejarse envolver por ese terrible flagelo porque se pierde la dignidad. “Venzamos los miedos y transitemos por caminos de libertad, de paz y de fe”.
Por último, en sus palabras a los fieles les recordó que ni el dinero, ni el poder son Dios, porque son estados que pasan mientras que el Señor permanece imperecedera.
Luego de la lectura de la homilía por parte de un grupo de feligreses, López Castillo procedió a la bendición del agua para usar en el bautismo de los nuevos cristianos y el agua corriente llevada por los asistentes.