nos referimos a las personas de uno u otro sexo, de modo que no es necesario decir “los hombres y las mujeres”; del mismo modo, si decimos “los venezolanos son alegres” nos referimos por igual a venezolanos y venezolanas.
Los “genéricos” no fueron inventados por los gramáticos. Se trata de un fenómeno surgido en el ejercicio mismo del lenguaje. Obedece a una cuestión práctica. El empleo del lenguaje supone una cierta comodidad y se aplica en ello la ley del menor esfuerzo. En la expresión lingüística prevalece un principio de comodidad que nos induce a expresarnos de la manera más fácil y sencilla posible. Nada de esto ha sido inventado por los gramáticos, pues estos lo que han hecho es recoger del habla común y general estos fenómenos, y codificarlos en los textos de gramática. Aunque hay gramáticas que ponen énfasis en lo normativo, la realidad es que la gramática es por esencia mas bien descriptiva. Más que decirnos cómo debemos hablar, la gramática nos enseña cómo hablamos.
Últimamente ha sido notoria una tendencia a politizar el problema de los “genéricos”. Se ha pretendido que la duplicación en la mención de los géneros responde a una posición política revolucionaria, y lo contrario, el uso de los “genéricos”, se cuestiona como una posición derechista, propia de la burguesía y de la oligarquía. Craso error. En esto no hay ningún elemento político. La condena de los “genéricos” ha venido de grupos e individualidades feministas a ultranza, independientemente de la posición política o ideológica que tengan.
CANCERÍGENO / CANCEROSO. Últimamente he visto con frecuencia emplear mal la palabra “cancerígeno”, en lugar de “canceroso”. “Cancerígeno” no es un cáncer, sino lo que puede producir o generar un cáncer. Puede ser una lesión, ciertas actividades orgánicas, un tipo de comida o de medicamento, etc. Si un tumor es maligno, es “canceroso”, pero no “cancerígeno”, pues no puede producir o generar un cáncer lo que ya lo es.