Al conmemorarse este lunes siete años de la muerte de Juan Pablo II, el papa polaco, numerosos católicos en todo el mundo, particularmente en América Latina, lo veneran como a un santo y le atribuyen «curaciones inexplicables»
Según el postulador de la causa de canonización del fallecido pontífice, monseñor Slawomir Oder, la figura de Juan Pablo II, quien murió el 2 de abril de 2005 tras una larga enfermedad y fue proclamado «beato» el 1 de mayo del 2011 durante una imponente y multitudinaria ceremonia que congregó a más de un millón de personas, suscita devoción en casi todo el mundo.
«Su tumba es visitada diariamente por miles de personas y el peregrinaje de sus reliquias se inició en forma espontánea», aseguró Oder.
La canonización del popular pontífice polaco, llamado el «Papa viajero» por haber peregrinado por medio mundo, es solicitada por numerosos católicos que piden a la jerarquía de la Iglesia católica que acelere su proclamación y lo santifique lo más rápido posible.
La beatificación, en el 2011, constituye el paso previo a la canonización y se llevó a cabo en un tiempo récord.
Interrogado por Radio Vaticano sobre los aspectos más notables de esa veneración, monseñor Oder recalcó el interés que han suscitado tanto en México como en Colombia las reliquias de Juan Pablo II, entre ellas la cápsula de sangre extraída al Papa durante su enfermedad, las vestiduras pontificias y la figura de cera del beato.
Las reliquias llegaron en agosto del año pasado a México como parte de una iniciativa de la Conferencia Episcopal, que buscaba así llamar a la paz y a la armonía a ese país asolado por una ola de violencia ligada al narcotráfico que ha dejado unos 50.000 muertos desde diciembre de 2006.
«Todo comenzó con la presencia de sus reliquias durante la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid en agosto del 2011 y siguió con el pedido de peregrinación internacional: la primera etapa fue México, siguió Colombia, y actualmente se encuentran en Nigeria», indicó.
«De alguna manera esa peregrinación refleja la intensa actividad que tuvo en vida y la dimensión internacional de su ministerio», comentó.
«Esperamos un señal de Dios para seguir adelante con el proceso de canonización: ese señal es un nuevo milagro», explicó Oder.
«Hoy en día me llegan de muchas regiones del mundo numerosas indicaciones de gracia concedida a través de la intercesión del beato Juan Pablo II. Algunas de ellas son realmente interesantes», afirmó.
«Estoy esperando completar la documentación para poder iniciar un estudio más profundo y con criterio», dijo, sin dar detalles de los casos que serán examinados.
Juan Pablo II fue proclamado beato tras haber intervenido en la curación «milagrosa» de la monja francesa Marie Simon-Pierre, enferma de Parkinson.
La reforma del Código de Derecho Canónico exige demostrar otro milagro para poder ser proclamado santo.
Pero demostrar la validez del milagro no es tarea fácil. La Congregación para las Causas de los Santos se asesora con un equipo de 70 médicos y de expertos, así como de los estudios clínicos a los que es sometido la persona supuestamente curada por milagro.
En general los «milagros» son la curación instantánea, perfecta, duradera e inexplicable científicamente de una enfermedad incurable o muy difícil de curar.
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