El diccionario Larousse nos dice que Víctima es «persona dañada por algún suceso.» «Persona que padece por culpa ajena o suya». Mientras tanto, la Ley de Protección de Víctimas, Testigos y Demás Sujetos Procesales, nos indica dos tipos de víctima. La primera es la víctima directa, no son más que aquellas «personas que individual o colectivamente, hayan sufrido cualquier daño físico o psicológico, pérdida
financiera sustancial de sus derechos fundamentales». La segunda, la víctima indirecta, «son los familiares dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad; o personas a cargo que tengan relación inmediata con la víctima directa, y las personas que hayan sufrido daños al intervenir para asistir a la víctima en peligro o para prevenir la victimización». Aclarado el punto, debo decir que, a ambos, se le violan sus derechos. La víctima directa si es pobre la justicia lo aparta, lo margina, le coloca pañitos calientes, no le resuelve, los años pasan y pasan y nada de respuestas. Ante esta injusticia, que puede esperar la víctima indirecta. En Venezuela es tomada muy en cuenta para resolverle sus problemas a la víctima directa aquella que tiene demasiado dinero. La que tiene una posición social única y envidiable. La que pertenece a un cuerpo policial en cuestión de minutos le resuelven el problema. Y, qué dice nuestra Constitución, en su artículo 86:»Toda persona tiene derecho a la seguridad social como servicio público de carácter no lucrativo. El Estado tiene la obligación de asegurar la efectividad de este derecho, creando un sistema de seguridad social universal». Además, los artículos 46, 55, 60 de la Constitución. En Venezuela es tan mala la justicia que, aún, la víctima denuncia a su victimario, porque lo vio cuando le disparó en su casa, al llamarlo de madrugada, alegan que no hay pruebas. ¡Insisto¡ pero si lo vio. Logró, con el favor de Dios, quedar vivo. Entonces, nos preguntamos ¿A qué juegan? ¿Por qué no aplican la justicia? Seguramente, están esperando una bajada de la mula. Eso se llama corrupción, falta de ética, inmorales de la justicia. Igualmente, tenemos aquellos venezolanos exigiendo justicia y que llevan tres, seis, ocho y hasta diez años esperando una solución. Les recuerdo, a todos aquellos jueces, fiscales, abogados, entre otros, que entre los principios fundamentales de nuestra Constitución, en sus artículos 1, 2 y 3, nos habla de «patrimonio moral y sus valores de libertad, igualdad, justicia, en la doctrina de Simón Bolívar, el Libertador. Tenemos un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la ética, la preeminencia de los Derechos Humanos. Además, el respeto a la dignidad humana, la construcción de de una sociedad justa, bienestar del pueblo, cumplimiento de los principios, derechos y deberes». En conclusión, mientras ustedes no se aprendan éstos principios y los apliquen correctamente, nuestro país, continuará siendo un caos, según Bolívar.