El Papa Benedicto XVI demandó mayores libertades para la iglesia Católica en Cuba durante su homilía el miércoles en la plaza que constituye el santuario mismo de la revolución y denunció el «fanatismo» que intenta imponerse, poco antes de que se reuniera con el ex presidente Fidel Castro, que fue educado por los jesuitas cuando era niño y luego se convirtió en un revolucionario.
Su encuentro con el Papa Juan Pablo II en 1998 marcó un punto de inflexión en las relaciones de Cuba con la iglesia.
La reunión entre Benedicto XVI y Castro se produjo en la sede dela Nunciatura Apostólica, se extendió unos 30 minutos y el ex presidente cubano consultó al Santo Padre sobre temas que van desde las actividades propias de un Papa hasta los cambios en la liturgia de la iglesia, según el vocero del Vaticano, Federico Lombardi.
También bromearon sobre sus edades. Castro tiene 85 años, y el Pontífice 84.
El Papa, según Lombardi, dijo: «soy anciano, pero puedo todavía realizar mi deber».
En algún momento del encuentro, que Lombardi no precisó, estuvieron presentes dos hijos de Fidel Castro y su compañera Dalia Soto.
Lombardi dijo que nunca se solicitó ni se realizó encuentro con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien se encuentra enLa Habana desde el fin de semana pasado recibiendo tratamiento médico para el cáncer. Chávez tiene 57 años.
Benedicto XVI también dijo que las personas encuentran la libertad a través del cristianismo.
«Por otra parte, hay otros que interpretan mal esa búsqueda de la verdad, llevándolos a la irracionalidad y al fanatismo, encerrándose en su verdad e intentando imponerla a los demás», dijo el Santo Padre al leer en español su homilía.
No citó por su nombre al gobierno, pero más tarde urgió a Cuba a permitirle a la iglesia mayor libertad para difundir su mensaje.
Esos fanáticos son, dijo el Papa, «como aquellos legalistas obcecados que, al ver a Jesús golpeado y sangrante, gritan enfurecidos: !Crucificadlo!. Todo ser humano ha de indagar la verdad y optar por ella cuando la encuentra, aún a riesgo de afrontar sacrificios».
Aunque no mencionó al gobierno por su nombre, los comentarios constituyeron una crítica inequívoca a la realidad cubana, dijo el reverendo Joseph Fessio, un ex alumno de Benedicto XVI. Como su editor en Estados Unidos, Fessio conoce muy bien el mensaje del Papa y cómo lo transmite, en particular el lema de su pontificado: verdad y libertad.
«¿Es que nadie en Cuba sabe cómo las palabras en sí mismas condenan su realidad?», dijo Fessio en un correo electrónico.
Sin embargo, se desconoce cuánto del mensaje papal resonó entre los cubanos de pie en la plaza o aquellos que lo escucharon en la televisión estatal. En la multitud había problemas para escuchar la voz del Papa a través de altavoces, y otros dijeron que era difícil de entender el denso mensaje bíblico pronunciado por el Pontífice con una voz suave.
Lombardi dijo que entre la ciudad oriental de Santiago de Cuba yLa Habana, el Papa estuvo frente a medio millón de personas sentado desde su vehículo.
En medio de vivas que daban locutores y animadores por micrófonos y en los que se oía «Benedicto, Benedicto confírmanos en Cristo» o «viva el Papa», el Santo Padre arribó a la plaza, donde minutos antes ya había llegado el presidente Raúl Castro enfundado en una guayabera blanca.
El mandatario cubano y varios de sus ministros tenían asientos en primera fila.
«Queridos amigos, no vacilen en seguir a Jesucristo», dijo el Papa en su homilía. «En él hallamos la verdad sobre Dios y sobre el hombre. El nos ayuda a derrotar nuestros egoísmos, a salir de nuestras ambiciones y a vencer lo que nos oprime. (La iglesia) vive para hacer partícipes a los demás de lo único que ella tiene, y que no es sino Cristo».
Pero para poder ejercer esta tarea, aseguró, «ha de contar con la esencial libertad religiosa, que consiste en poder proclamar y celebrar la fe también públicamente».
«Es de reconocer con alegría que en Cuba se han ido dando pasos para que la iglesia lleve a cabo su misión insoslayable de expresar pública y abiertamente su fe», dijo el Papa. Sin embargo, es preciso seguir adelante, y deseo animar a las instancias gubernamentales dela Nación a reforzar lo ya alcanzado y a avanzar».
Al término de la misa, el presidente Raúl Castro subió hasta el altar y, serio, saludó al Papa estrechando sus dos manos y luego hizo un gesto como mostrando el lleno de la plaza donde se escucharon vivas.
Un periodista de The Associated Press hoy vio a un hombre entre la multitud que se llevaron rápidamente por personas vestidas de civil después de gritar: «íPapa no te vayas, Papa no te vayas, hasta que no se caiga el comunismo». No está claro quien es ni adónde fue llevado.
Este incidente fue similar a otro ocurrido durante la misa del Papa en Santiago el lunes cuando un hombre gritó consignas en contra el gobierno antes de que fuera llevado por varios hombres. También se desconoce su identidad y paradero.
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Foto: Archivo