En su autobiografía Einstein asienta: “el pensamiento no necesita del signo”. El pensamiento es algo indefinible; nada en él está necesariamente delimitado. Sin embargo, está capacitado para producir conceptos. El concepto es una idea abstracta general que en sí va a engendrar la significación; independientemente de que se asocie o no con la palabra para representarlo. El concepto se asocia con la “imagen acústica” que es una manera del psiquismo de producir y crear sustancia fónica. La imagen acústica no es un molde; sin embargo, al unirse al concepto, la abstracción del concepto se hace significativo porque la imagen acústica puede asumir o no una forma física material o abrigarse en la abstracción del pensamiento. En todo caso, hay una decisión en este proceso que no obedece a la conciencia porque es subjetiva; no se genera en la razón. De modo que ni razón ni conciencia participan en este proceso decisorio. La decisión, pues, se produce en una mínima fracción de segundo sin que lo consciente la perciba. De modo que el pensamiento, en el trance de hacerse signo, nos coloca en la situación de la inconciencia porque la idea del pensamiento ya se ha producido. En este sentido, somos libres inconscientemente de hacer uso del sistema de signos, al cual, convencionalmente estamos adscritos con el conocimiento y dominio de una lengua. El sistema de signos es un instrumento diseñado por la humanidad de modo consciente y que los seres adquieren para usar como un recurso social en las relaciones con los hablantes, contrariamente al pensamiento que es una facultad propia de la especie humana que va más
allá de someterse a formas y medios de relación.
La masa amorfa, indefinible, sin delimitación que se produce como consecuencia de la actividad psíquica se manifiesta pura y simplemente en el concepto, que es el resultado de la actividad de pensar. No hay ideas preestablecidas porque la idea emerge de la abstracción conceptual. La palabra, como se sabe, es un producto mecánico cuya imagen acústica es una forma sonora, y, por lo tanto, auditiva, que deciditoriamente o no, de manera subjetiva podemos unir a la idea conceptual del pensamiento y hacerla, por ello, expresable o no. La idea expresable es el habla, desarrollamos en ella la exposición de unidades de la lengua que son las palabras, en la tarea o función comunicacional. De esta manera el pensamiento pasa a la palabra.
