El parque El Obelisco, ubicado en las inmediaciones del icono regional, al oeste de Barquisimeto, está más que abandonado. Con la reciente pintura roja de las rejas que protegen a la laguna artificial, no se esconden las otras deficiencias observadas en la plazoleta.
Los habitantes de la parroquia Juan de Villegas, quienes visitaban con frecuencia las instalaciones, lamentan el descuido de las autoridades en cuanto al mantenimiento de las áreas verdes y cambio de agua en la laguna artificial.
Los gansos que nadaban y ofrecían una buena apariencia del lugar, ahora se ven enfermos y son los propios visitantes quienes les ofrecen alimentos.
«Tienen al parque abandonado. La Alcaldía de Iribarren debería dedicar mayor tiempo a los espacios públicos, después de todo, son los únicos sitios donde nuestros niños pueden divertirse tranquilamente y a los papás no les genera gastos. Aquí vienen familias de escasos recursos, pero con las estructuras deterioradas, son pocas las personas que acuden», dijo el usuario Luis Pérez.
Las representaciones de los animales gigantes (el mamut, el tigre y cardenal), son las que peores lucen; las estructuras, a duras penas, se mantienen en pie. Las áreas verdes también se ven descuidadas, poca grama queda en el parque recreacional. La parada de autobús destruida por un vehículo que chocó contra ella, aún permanece en el piso. Los montones de escombros, tirados por todas partes, desmejoran aún más la apariencia del lugar.
De este modo, los usuarios del transporte público no tienen otra opción más que esperar bajo la lluvia o sol, a las unidades que los llevan hasta sus lugares de residencia. En este sentido, el colectivo propone que tanto la Empresa Municipal de Infraestructura y Conservación del Ambiente (Emica), a cargo del mantenimiento de parques y/o plazas, y la Autoridad Metropolitana de Transporte y Tránsito, responsables de las paradas del transporte público, dispongan de los recursos económicos y voluntad para llevar a cabo los arreglos.
Por último, destaca la inseguridad que reina en las instalaciones del parque El Obelisco.
A cualquier hora, ocurren atracos a mano armada. La plazoleta se ha convertido en el espacio preferido de los delincuentes que atracan a cuantos pasan por el lugar. Para colmo, las luminarias no funcionan. Lo cierto del caso, es que pasadas las 6.30 de la tarde, la oscuridad reina en la zona, resultando provechoso para los antisociales: nadie los ve cometer sus fechorías.
Fotos: Elías Rodríguez