La elección democrática del candidato Henrique CaprilesRadonsky con la solidez de 3 millones de votos, constituye la opción de ganar la Presidencia de la República y detener a un régimen montado sobre promesas incumplidas, crimen e inseguridad ciudadana; descarados engaños, corrupción en su máxima expresión, acusaciones de narcotráfico, destrucción del aparato productivo, robo de la propiedad privada, entrega de la soberanía nacional a otro país (Cuba), conflictos con países amigos y, en fin, aniquilamiento de las libertades individuales y colectivas.
CaprilesRadonsky simboliza el ferviente deseo del venezolano, especialmente del más humilde, por cambiar a un gobierno cuyo Presidente se montó en el año 1998 – hace ya 14 largos años – en promesas anheladas por los ciudadanos, centradas en vivir mejor, y muy prontamente ese mandatario torció el rumbo para crear una nación de violencia, desasosiego, sufrimiento, y un ambiente nada parecido al país que Venezuela siempre fue.
El candidato de la Mesa de la Unidad Democrática camina por los diversos sectores del país y las familias del estrato social más bajo lo reciben con alegría porque en él ven la esperanza de transformación y de poner término a un régimen chavista cuyo modelo de vida es el socialismo aberrante de los dictadores Fidel y Raúl Castro.
Es bienvenido porque CaprilesRadonsky puede caminar, compartir y dialogar con la gente, mientras que el otro candidato está imposibilitado de transitar por las barriadas porque es abucheado por las personas engañadas desde hace 14 años; y, entonces, tiene que pagar y obligar a “seguidores” a concentrarse en reuniones públicas para así hacer creer que sigue teniendo las preferencias de los venezolanos.
Falso. Su buena estrella política está acercándose a su fin producto de su pésimo gobierno, de sus intentos por dividir la nación, mientras que Capriles, el candidato de los venezolanos, del progreso, la paz y la concertación, desarrolla con éxito su campaña, paso a paso, sin caer en las trampas del régimen, como esas de provocarlo con insultos de baja monta o inventarle un atentado.
Henrique CaprilesRadonsky es Venezuela, dado que simboliza los deseos de superación que llevamos en el pecho todos los venezolanos. Es el hombre necesario, elegido con votos y corazón. Con cariño, esperanza, fe. Así que todas esas patrañas para intentar detener su avance se quedarán en el camino, en la ruta de la victoria del próximo 7 de octubre 2012, día de las votaciones presidenciales.
@exequiades