De acuerdo a la manera como se han venido presentando al país, los planes y proyectos, la asignación de recursos a manos llenas, pero dentro de una total y completa improvisación, en la cual no se ha permitido la participación del sector privado, comienza a existir el temor de que la Gran Misión Vivienda Venezuela, se convierta en otro enorme fracaso como ocurrió con la Misión Agro Venezuela, que solo fue un enorme barril sin fondo, que solo permitió que mucha gente se llenara los bolsillos.
En efecto, mientras los altos voceros del Ministerio para la Agricultura y Tierras, con el titular del despacho a la cabeza, se ocupaban de vender dentro del propio gobierno, lo “exitoso de la misión”, los miles de nuevas hectáreas que estaban incorporadas a las áreas de siembra en todo el país y la seguridad de tener una soberanía agroalimentaria garantizada, al final del año 2011, al propio personaje no le quedó más remedio que admitir que la producción agrícola había registrado un crecimiento de 1%, lo que nunca se compadeció con la asignación de algunos proyectos donde se destinaron entre 25 y 30 millardos de bolívares.
Por supuesto, tal pronunciamiento se produjo luego de que Fedeagro, presentara sus numeritos correspondientes al 2011, donde se reflejó que en maíz la caída fue de – 23,68%; en sorgo la producción cayó en – 39,66%; en arroz hubo una ligera recuperación, pero se importaron 300 mil toneladas para atender la demanda interna; en café la caída alcanzó -31,74%; tomate, – 25% y cebolla, – 18%, papa, – 45%., es decir ante tan evidentes y concretos resultados, imposibles de desvirtuar, el gran invasor de predios agrícolas en plena producción, el ocupante ilegal de tierras bajo la figura de la recuperación, cayó en desgracia, fue destituido y se quedó desnudo en medio del patio, pero al decir de muchos productores, dizque con su futuro y el de su familia asegurado por varias generaciones.
Otro gran ejemplo del fracaso de esta misión, fue acometer la confiscación de la empresa Agroisleña, que venía operando eficientemente, atendiendo las necesidades del 75% de los productores, no solamente en materias primas e insumos, sino también en financiamiento, para convertirla en Agropatria, organización, que nunca llegó a atender a los agricultores en sus requerimientos.
Es ante estos resultados que están a la vista de todos los venezolanos, por cuanto fueron recogidos por los distintos medios de comunicación, muchos dirigentes empresariales, así como representantes de organizaciones que representan a los usuarios y consumidores, han expresado el temor de que pueda repetirse la historia de AgroVenezuela, con la Gran Misión Vivienda Venezuela.
Las casas virtuales
En efecto, cuando se puso en vigencia esta misión, mediante el Decreto 8.143, publicado en la Gaceta Oficial N° 6.021 Extraordinaria, de fecha 6 de abril, cuyo objetivo es construir 2 millones de viviendas entre el 2011-2017, anunciándose para ese momento, la construcción de 156.000 nuevas soluciones habitacionales para el 2011, y se hizo la primera asignación de recursos.
Aún cuando el Ejecutivo a finales de año anunció la construcción de 142.000 viviendas, en este volumen se incorporaron alrededor de 40% de casos en los cuales se produjo la conversión de ranchos por casas, es decir el mejoramiento de los ranchos se contabilizó como nuevas viviendas.
La Cámara Venezolana de la Construcción y la Cámara Inmobiliaria de Venezuela, pusieron en duda estos resultados, e incluso en el momento en que fueron emplazados para que verificaran las cifras, se comprometieron a hacerlo con sus equipos técnicos, pero el reto no pasó de ser una nueva bravuconada de los voceros oficiales.
De acuerdo con las cifras de la CVC, para el tercer trimestre del 2011 se registraron 82.000 viviendas terminadas, distribuidas de la manera siguiente: públicas, 25.000; privadas, 40.000 y comunales 17.000, cifras que están muy lejos de los resultados anunciados por el alto gobierno.
El Jefe de Estado siempre dijo que el gran objetivo de esta misión, era resolver, en forma prioritaria el problema de los damnificados; sin embargo, aún existen cerca de 100 mil venezolanos viviendo en hoteles, edificaciones inadecuadas, en ministerios, quienes en varias oportunidades han elevado sus voces de protesta por cuanto se sienten engañados, porque las viviendas que anuncia el Ejecutivo que está construyendo, no aparecen por ninguna parte.
Mientras el déficit habitacional en el país sigue aumentando, en la medida en que no hay como satisfacer una demanda creciente, los constructores advierten que para garantizar la construcción de unas 200 mil viviendas al año, se requiere de inversiones superiores a los 15,5 millardos de dólares, lo que equivale a destinar todos los años el 3% del Producto Interno Bruto del país a esta actividad.
Asimismo, para construir estas 200 mil viviendas, se deben instrumentarse políticas públicas que garanticen anualmente el suministro de 400 mil toneladas de acero y 2 millones de toneladas de cemento, así como la habilitación de 4 mil hectáreas de tierras urbanas, bajo un programa de macro-urbanismos y parcelas equipadas con todos los servicios básicos y comunales, lo cual en estos momentos no es más que una utopía.
