El día en que José Rodríguez, junto a un primo, pasó la noche en el jardín de la casa de su tía con la intención de capturar ‘in fraganti’ a quienes delinquen en la población de Yacural, al sureste de Barquisimeto, supo que los días de paz en esa zona se habían terminado.
“Luego de que la bodega familiar fue cerrada por sufrir 3 robos en quince días, decidimos pasar la noche en el jardín de mi casa a ver si observábamos irregularidades”, explicó Rodríguez, quien sentado en una de las sillas, hizo su vigilia sin lograr su cometido. “Tenía trabajo al día siguiente y, sin embargo, no dormimos para intentar atrapar a los responsables que están azotando estas casas”, continuó el residente del lugar, a quien hace tres meses le robaron el reproductor de su camión, en el primero de los múltiples robos que él y sus vecinos han sufrido.
“Ayer irrumpieron a la casa para robarse unos equipos de un gimnasio que tengo en mi casa”, dijo Maigualida de Loyo, quien comentó que los hampones no pudieron llevarse sus pertenencias debido al peso de los aparatos que deseaban hurtar. “Me forzaron la cerradura y, como no pudieron abrirla, saltaron por detrás de la casa, donde la pared no es tan alta”, explicó.
Vecinos indicaron que los amigos de lo ajeno usan la oscuridad de la noche para infiltrarse en las casas y en los negocios de la calle que colinda con la intercomunal a Cabudare, en el distribuidor del Monumento a la Divina Pastora, la zona que ha presentado los atracos en estos últimos días.
“Tengo 60 años viviendo en Yacural y esto es la primera vez que pasa, jamás había escuchado de robos por este lugar”, comentó María Luisa de Bizuela, propietaria de un carro violentado en la madrugada del pasado fin de semana, en pleno jardín de su casa.
Quienes residen por la zona tienen la impresión que los perpetradores de estos actos son “jóvenes del lugar” quienes, con personas foráneas al pueblo, intentan robar las casas del sector.
“Hay jóvenes que se la pasan reunidos en la esquina de la calle hasta altas horas de la noche, de lunes a lunes”, explicó Rodríguez, quien cree que estas personas son las mismas que roban o facilitan los datos para llevar a cabo los delitos. “Antes era un lugar muy tranquilo para vivir”, prosiguió el residente del sitio, que no descarta seguir “cazando” a los culpables de futuros robos.
Por su parte, Pastora Méndez, propietaria de otra bodega, indicó que “un amigo de mi sobrino, que entraba al pueblo luego de su jornada laboral, fue atracado en el puente y le quitaron todo”.
Además, vecinos del poblado ubicado en la parroquia Santa Rosa, solicitan mayor presencia policial. “Cuando hacemos el llamado no vienen, o pasan muy pocas veces, dicen que no tienen unidad para hacer las rondas”, comentaron.
Botes de agua, otro dolor de cabeza
Después de la creciente delincuencia, los botes de agua que se presentan en las diferentes calles de Yacural son un problema que no parece terminar.
“A cada rato se revienta una tubería, vienen, la reparan, pero al tiempo sale otra”, comentó Evelia Vásquez, quien frente a su casa, padece de un bote de agua que la hidrológica del estado aún no ha ido a reparar.
En la misma situación se encuentran otras zonas del sector, la calle de la escuela de Yacural se está desgastando, el asfalto por la misma circunstancia, cuyo bote de agua ha sido recurrente a lo largo de varios años. Asimismo, la vía que conecta la entrada de la urbanización La Pastoreña presenta irregularidades, debido a la misma circunstancia.
Habitantes del poblado temen que el problema empeore y afecte el servicio del sector, el cual, “hasta ahora, no ha tenido inconvenientes”.
Fotos: Billy Castro
