Con respecto a la planificación hay muchas apreciaciones, conceptos, y creencias que desvirtúan el verdadero enfoque práctico y útil que debe conllevar la actividad de planificar, y la utilización que de ella se quiere lograr.
Así es muy corriente oír que se está planificando algo, cuando en realidad lo que se está es preparándose para realizar algo que ya se ha decidido hacer.
Y oímos con frecuencia expresiones como “estoy planificando de, o para, irme de vacaciones para mi casa en la playa”, sin haberse recorrido las etapas que se requieren para poder llegar conscientemente a una acción que nos permita lograr un objetivo que nos hemos propuesto alcanzar, siendo también muy común que esos objetivos no han sido determinados después de analizar las consecuencias que tendrán, ni tampoco compararlos con otros que puedan ayudarnos a decidir a ver cuál es el objetivo que verdaderamente debemos tratar de lograr.
Esta falta de análisis es especialmente grave cuando en los objetivos de esas acciones que se desean realizar están afectan a un número grande de personas, o la totalidad de un país, que sufre de medidas y acciones que empeoran la vida del pueblo engañado.
He visto como nuestro Presidente ordena acciones que según nos dice se le ocurrieron durante una noche, y no hay en ella ningún estudio, como es el caso de un tal Socialismo (comunismo) del Siglo XXI. Esa forma de actuar se multiplica en todos los niveles del Gobiernucho, donde hasta la lectura de un papelucho por un Vice-Presidente lo llenan de incongruencias y contradicciones, donde los objetivos básicos de un Gobierno son olvidados, o traicionados.