A poco más de seis meses para las elecciones presidenciales en Venezuela, Hugo Chávez sigue favorito, mientras la oposición, fortalecida tras unas exitosas primarias, intenta ganar terreno capitalizando a su favor el descontento entre las clases populares, estimaron analistas.
«Chávez sigue siendo el candidato a retar. Tiene plata, poder, recursos y medios», declaró Luis Vicente León, presidente de la encuestadora Datanálisis, durante un foro sobre perspectivas económicas celebrado en Caracas esta semana.
El 7 de octubre los electores están llamados a decidir si reeligen a Chávez en la presidencia por tercera vez para un período de seis años o entregan el poder a su joven contrincante, Henrique Capriles Radonski, gobernador del populoso estado de Miranda (norte).
La mayoría de las encuestas sigue situando al presidente, de 57 años, como favorito, aunque un sondeo publicado esta semana por la firma Consultores 21 frenó esta tendencia, dando un empate técnico entre ambos rivales.
Elegido en unas inéditas primarias en febrero en las que votaron más de tres millones de personas, Capriles Radonski, de 39 años, se lanzó hace unas semanas a una intensa pre-campaña recorriendo el país «casa por casa».
Paralelamente, Chávez se somete a una radioterapia para tratar una recurrencia del cáncer que se le diagnosticó en 2011, que le obliga por el momento a limitar sus apariciones públicas. El presidente asegura que estará en condiciones para presentarse a los comicios.
Las estrategias de ambos chocan: mientras Capriles promueve un mensaje de inclusión y rehuye la confrontación con su contrincante, Chávez tilda al gobernador de «burgués» y «apátrida» y asegura que tiene intención de quitar a los pobres los beneficios obtenidos durante sus 13 años de gobierno.
Para los analistas, la victoria se jugará entre los chavistas moderados y los no alineados, en un país muy polarizado entre defensores y detractores del carismático presidente.
Capriles «no tiene los votos para ganar y sólo mordiendo parte del voto chavista podría alcanzar la victoria», afirma a la AFP el analista político Nicmer Evans, profesor de la Universidad Central de Venezuela.
Para el politólogo John Magdaleno, en cambio, el bloque que logre convencer a los indecisos — entre 10 y 15% del electorado –, obtendrá el triunfo, indicó a la AFP.
Chávez ganó las presidenciales de 2006 con 7,3 millones de votos contra un poco más de 4 millones para la oposición. Para 2012 el presidente aspira conquistar 70% de las boletas.
Pero desde los últimos comicios, la base electoral de los partidos que adversan al oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) se ha ido ensanchando hasta alcanzar más del 50% en las parlamentarias de 2010.
Luego de 13 años en el poder, Chávez continúa siendo popular, pero su gestión no consigue el mismo respaldo en las encuestas.
Pese a los esfuerzos para controlar el alza de los precios, la inflación marcó en 2011 27,6%, la más alta de América Latina.
La inseguridad, con una tasa de homicidios oficial de 48 por cada 100.000 habitantes, y el déficit de viviendas, estimado en 2 millones de unidades, son otras tareas pendientes del gobierno de Chávez que más se resienten las clases populares.
Como en procesos electorales anteriores, el oficialismo recurrirá al incremento del gasto público, con énfasis en programas de transferencias directas de recursos, estima León.
En los últimos meses el presidente venezolano anunció la creación de tres misiones sociales para incrementar el número de beneficiarios de pensiones de vejez, asistir a mujeres embarazadas y familias pobres, e impulsar la creación de empleos.
Los nuevos planes contemplan un gasto de más de 4.000 millones de dólares.
Pero el representante de la banca de inversión Barclays Capital Alejandro Grisanti aseguró en el foro económico que el débil desempeño de la economía y el estancamiento del sector privado hace que el dinero que gasta el gobierno tenga menor incidencia electoral que en 2006.
«El consumo privado nacional no ha crecido en igual proporción que el gasto público, disminuyendo su capacidad de producir votos por cada bolívar invertido», aseguró Grisanti
Foto: AP/Archivo