Con la finalidad de brindarle una mejor calidad de vida y posibilidades de reinserción social, personal de la Gobernación del estado Lara, se trasladó ayer hasta las instalaciones del centro socioeducativo Pablo Herrera Campins, para inspeccionar la calidad de vida de los 253 adolescentes que allí se encuentran.
El albergue, mejor conocido como el retén de El Manzano, tiene una capacidad para 120 jóvenes y ahora están recluidos 253.
Según los análisis estadísticos jóvenes entre 15 a 25 años (casi el 90 % del registro) se ven incursos en diversos hechos delictivos. El año pasaron fueron 1.238 los adolescentes que pasaron por el centro socioeducativo: de Iribarren 1.028; de Morán 52; Jiménez 51; del municipio Torres 34; Palavecino 33; Andrés Eloy Blanco 19; Urdaneta 8; Simón Planas 7 y de Crespo 6.
El mayor tipo de delitos fue el tráfico de droga con 521 ingresos, por el delito de robo 256 y 169 por porte ilícito. Sólo 10 por homicidio, 27 por violencia de género y 12 por lesiones, entre otras. En la casa de abrigo de las adolescentes fueron recluidas 141 jovencitas, con causas como el robo, la tenencia de droga, falsificación de documentos, riña, entre otras, así lo dio a conocer José Maldonado Dupuy, director de Seguridad y Orden Público.
Teodoro Campos, secretario general de Gobierno, manifestó que se estaba realizando un estudio profundo de las instalaciones del centro socioeducativo, pues necesitan arreglar las infraestructuras, además que serán atendidos los problemas de salud que presentan los muchachos allí recluidos. Se piensa incrementar el mayor número de talleres para lograr que los adolescentes aprendan actividades útiles para la sociedad.
“Siempre tenemos inspecciones por parte de los jueces que buscan las debilidades, pero ahora las convertiremos en fortaleza. Queremos que a estos trabajos previstos con los jóvenes, se unan los familiares que son quienes saben de la situación, la comunidad y la iglesia, y de este modo atacar la delincuencia”, acotó Campos.
Marielys Sánchez, directora del Saina, comentó que los adolescentes veían de forma positiva el trabajo en procura de una mejor calidad de vida.
Foto: Jairo Nieto
