Para los jóvenes, también los de edad más avanzada, reunirse los sábados, domingos, días feriados o cualquiera de la semana en el campo de béisbol con el fin de practicar su deporte favorito, era oficio placentero.
Prácticamente era el único entretenimiento sano del cual podían disfrutar los habitantes de Burere, población ubicada al oeste de Carora, a un lado de la carretera Lara-Zulia, donde los sitios de esparcimientos no abundan.
El campo fue dotado de las correspondientes tribunas, dogouts, cerca protectora y hasta se estaban haciendo las gestiones para instalarle alumbrado.
Durante años allí se celebraron torneos con la participación de equipos locales y de otras poblaciones, incluyendo de Carora y hasta de Barquisimeto.
Quienes acudían frecuentemente a ese escenario deportivo estaban conscientes de que eran necesarias algunas mejoras para que el mismo quedara en óptimas condiciones, sobre todo para impedir inundaciones durante los inviernos.
Pero por falta de mantenimiento el mismo comenzó a deteriorarse y de nada valieron las gestiones ante la alcaldía del municipio Torres para su recuperación hasta llegar el momento que resultaba dificultoso jugar pelota allí y lo abandonaron.
De eso han transcurrido años y los deportistas de Burere, amantes del béisbol, han tenido que emigrar a otras poblaciones a practicarlo pues su campo ha quedado inservible y nadie, desde la alcaldía o de la gobernación, se han preocupado por su recuperación.
Francisco Vento, aunque ya no lo practica, piensa en la necesidad de contar nuevamente con el campo para que los jóvenes tengan donde hacer deporte y alejarse de prácticas negativas.
Por otra parte, también exigió el asfaltado de las calles que nunca han recibido una capa de asfalto y algunas están intransitables por la gran cantidad de huecos que presentan.
“Todo el pueblo está sin calles y desde la alcaldía no se preocupan, como si Burere no existiera”, manifestó.
María Contreras, también habitante, pidió “un cariñito” para la plaza Bolívar, que deja mucho que desear pues carece de plantas ornamentales, grama, y la mayoría de las lámparas están inservibles por el tiempo sin darle atención alguna.
“Esa plaza da miedo de noche por la oscuridad”, dijo.
El lugar, además de ser el sitio de reunión en las fiestas patrias y honrar la memoria del Libertador Simón Bolívar, requiere de mantenimiento para que los parroquianos puedan reunirse en horas de la noche.
También pidió atención para la Unidad Educativa Juan José Bracho pues las fallas comienzan con los salones de clases, uno de los cuales no tiene piso.
Igualmente, la vieja estructura donde funciona necesita ampliaciones para que el numeroso alumnado puede recibir educación en un ambiente más agradable.
Por si fuera poco, el agua que reciben los habitantes de Burere, procedente de Los Quediches, no recibe tratamiento alguno y provoca enfermedades.
“El agua sabe bien, pero podríamos consimirla con mayor seguridad si existiera una planta de tratamiento para su potabilización y de esa manera eliminar cualquier factor contaminante procedente de la represa”, dijo Vento.
En general, en Burere aspiran a que el alcalde Carrasco les visite para que se percate personalmente del lamentable estado en que ha quedado el estadio “le meta la mano” a fin de que los deportistas puedan contar con el nuevamente con sus familias a disfrutar del sano entretenimiento.
Fotos: Luis Salazar