El idioma es un instrumento de relación y de red que une a sus hablantes. Pero su uso varía en el tiempo como las modificaciones que los hablantes en sus relaciones impongan. Leer el Quijote, por ejemplo, es tener ante nuestra vista la escritura de la lengua del renacimiento, pero, también, la escritura de la lengua medieval. El modo práctico del decir del siglo XVII y del siglo XIII está presente en él. De igual modo las categorías de palabras que estructuran un idioma nacen y desaparecen con las modificaciones impuestas por los hablantes.
El artículo definido es una categoría de palabra que no existió en el latín vulgar de donde procede nuestra lengua romance. Es pues, una especie que nació en ese primer idioma que hablaron los castellanos. Veamos, en consecuencia cómo se gestó: En el latín vulgar había el pronombre personal femenino “ille”. Antepuesto al nombre se decía: illas vineas, illas casas, illos molinos (las viñas, las casas, los molinos). La lengua castellana en su formación tomó el modelo “ille” y sacó de él, el artículo: ele, elas, elos, elas, elo. Esta es la estructura inicial del artículo definido. Entonces se decía: ele mujer, ele viñas, elos molinos. Eliminada la segunda “e” del artículo femenino ele, su forma sincopada quedó así: “el”. Las otras formas eliminaron la primera “e” y quedaron: la, los, las, lo. Como se aprecia, el artículo “el” es femenino; en consecuencia se prestó como forma femenina para usarlo en aquellas palabras que empiezan con la sílaba tónica de la “a”. Por ejemplo: el agua, el arma, el alma, y de esta manera se evitaba la cacofonía; pero también la práctica se extendió hasta algunas palabras cuya sílaba inicial era átona: como
por ejemplo: el amor, en donde, con propiedad es un artículo masculino. De modo que “el” es además de un artículo masculino también es, por su origen, un artículo femenino. Pero tenemos algo más que decir de esta categoría de palabras para la clasificación de la Real Academia de la Lengua. Y es que don Andrés Bello, en su clasificación de las categorías del castellano, no incluye el artículo como categoría. Y no fue por mero descuido que lo hizo, sino que, para él esta categoría debía incluirse en la de los adjetivos, que como sabemos, son las palabras que por la inmediatez con el sustantivo lo modifican. Y el artículo, como se sabe no prescinde de esa inmediatez. De modo que Bello estuvo muy claro en eso de clasificar y categorizar las palabras.