Un mes y medio después de un derrame petrolero que contaminó su mayor fuente hídrica, los habitantes de Maturín se dicen hartos de cargar a cuestas el agua de las cisternas, mientras agricultores piden indemnizaciones por un accidente cuya amplitud aún es incierta.
«Estamos hartos, no es justo que estemos pasando por esto, el que sufre es el pueblo, tenemos que gastar los reales para comprar agua embotellada porque la que reparten sólo sirve para lavar los corotos», dice iracundo José Padilla, que vive a las afueras de Maturín.
Aunque las autoridades locales reanudaron parcialmente el viernes el suministro de agua potable procedente del río Guarapiche -afectado por el derrame de crudo ocurrido el 4 de febrero-, buena parte de los 500.000 habitantes de Maturín sigue recibiendo agua en camiones cisterna.
La planta Aguas de Monagas, que abastece al 80% de la ciudad, opera sólo al 30% de su capacidad hasta que se determine que ya no hay rastros de crudo en el río, indicó la titular de la empresa, Gabriela Yánez.
A las afueras de la ciudad, Marta Ortiz, una ama de casa de 40 años, recibe agua de uno de los camiones que pasa una vez cada dos días.
«Tenemos que estar cargando el agua en baldes de un lado a otro porque la manguera del camión no llega muy lejos», explica Ortiz, mientras su madre y su hija cargan con dificultad los envases que acaban de ser llenados.
El gobierno ha asegurado que se derramaron entre 5.000 y 6.000 barriles de petróleo en el río, de los que ya se habría recogido el 95%. Sin embargo, el gobernador de Monagas, José Gregorio Briceño, aseguró a la AFP que algunos expertos estiman que fueron vertidos hasta «200.000 barriles».
Briceño fue expulsado la semana pasada del partido oficialista PSUV tras criticar la gestión del derrame petrolero por parte del gobierno central y oponerse a reanudar el suministro de agua potable a la población, al estimar que no estaba en condiciones.
«Fue un acto negligente, de mucha novatada, ellos pudieron cerrar las llaves y no lo hicieron», dijo el gobernador, tildado de «traidor» por Chávez
Según el experto en manejo de suelos Iván Maza, que es miembro de una comisión que investiga las consecuencias del derrame, el crudo circuló «unas 20 horas» a lo largo de 71 km provocando «la muerte de peces».
Maza sostiene que el derrame afectó principalmente una zona de mangles más amplia que las 19.000 hectáreas admitidas por las autoridades, aunque no precisa la superficie exacta, a la espera de que se publiquen los resultados de la comisión de investigación.
Un grupo de agricultores de la zona también exige que PDVSA les indemnice por haber perdido parte de sus cultivos debido a que la empresa les ordenó suspender su sistema de riego, que utiliza agua del Guarapiche.
«La afectación ha sido grave, nosotros como productores quedamos con la parte peor», comenta molesto Alí Rodríguez (60), que cultiva tomates y plátano en una parcela de nueve hectáreas.
«Ellos (PDVSA) dijeron pérdida total, vamos a indemnizar eso con todo. Ahora la oferta que nos vienen dando es: toma esto para que empieces de nuevo (…) vienen de una forma tan pírrica, tan miserable que no cubre la expectativa al productor», lamenta, molesto.