¿Será verdad que los gatos tienen siete vidas?
Nuevamente en el tapete de la discusión pública los asuntos que atañen al proceso electoral venidero. El papel del C.N.E., su parcialidad o imparcialidad. El REP, su pureza o la necesidad de su limpieza. Las máquinas capta-huellas y la posibilidad de anular el secreto del voto con su uso. El software del proceso, su vulnerabilidad, las máquinas y su manejo, su auditoría. La transmisión de los datos, la posibilidad de bloqueo, de interferencia de los mismos. La ubicación de las mesas y el sorteo de los miembros de ellas. El Plan República, los milicianos. El uso de recursos del Estado, los medios, la propaganda. Las ventajas de uno u otro lado, las amenazas, el miedo. Total que hay muchos aspectos que tienen que ver directa, o indirectamente, con un proceso electoral y su manejo idóneo, su pureza, su confiabilidad y credibilidad y aceptación de resultados. Procesos electorales lo que se llama “químicamente puros” son muy difíciles. En algún momento, en alguna etapa del mismo hay la posibilidad y hasta el deseo, de hacer trampa, de cometer fraude. En la medida en que exista un órgano electoral confiable, imparcial, creíble, idóneo, honorable, en que se mejoren los controles, la supervisión y en especial la vigilancia de los actores que interviene en el proceso, en esa misma medida se tendrá un proceso electoral limpio y aceptado por todas las partes que compiten en ese evento. Los procesos manuales, al menos en teoría, son más vulnerables que los procesos automatizados. Podríamos decir que en la media en que la mano de los interesados esté más lejos de los datos, menor es la posibilidad de manejo fraudulento de los mismos. Igualmente en la media en que haya mayor presencia, vigilancia y paridad de estos, valga decir testigos, menor la posibilidad de trampa alguna.
En nuestro país estamos votando desde hace mucho tiempo. Desde el siglo XIX. De tercero, segundo y finalmente primer grado. Universal, directo y secreto. Manual. Con tarjetas de colores, grande y chiquita, con tarjetones a lápiz, con tarjetones de colores, con óvalos. Con máquinas. Creo que en ese aspecto del voto somos abanderados mundialmente. ¿Pero en verdad hemos logrado pureza en los resultados? ¿El voto que emitimos se cuenta tal y como fue emitido? Yo me atrevo a decir que en buena medida sí. Antes y ahora, con muy pocas excepciones. Antes, en una mesa de votación donde sacaba votos un partido o candidato que no tenía testigo en la mesa, había la posibilidad que esos votos se lo repartieran. Acta mataba votos. Hoy en esa misma mesa si no hay testigos de todos los contendientes, hay la tentación de manipular la máquina. Chorizo mata voto. Pero insisto, creo que, en general, esas trampillas no influyen en el resultado final, al menos para la elección del presidente. El peligro puede estar cuando estemos en presencia de elecciones muy reñidas. País polarizado. Lo que, hasta ahora tenemos.
De acuerdo con lo anterior, ¿podemos decir que en Venezuela se puede votar con confianza? Igualmente me atrevo a decir que si. Claro que este es un si condicionado. Creo que los representantes de la MUD en el CNE son gente bien capaz, que impedirán cualquier intento de trampa tecnológica. Y si tenemos representantes, testigos, en todas y cada una de las mesas de votación, y están moscas, la trampa tiende a cero. Y si se presiona democráticamente, haciendo uso de las leyes electorales, al CNE, también podemos lograr mayor pureza. Pienso que la trampa está en el tiempo previo al voto, durante la campaña. Este gobierno castro comunista no escatima esfuerzo para hacer uso abusivo de los recursos del Estado, de amedrentar, de amenazar, de intimidar, de comprar conciencias. Es inmoral. Y allí es donde hay que poner el ojo, la lupa. Por eso cuando los dirigentes del gobierno, empezando por el teniente coronel felón, y los del partido, que a fin de cuenta son los mismos, interrogan a la oposición democrática si aceptaría los resultados del 7 de octubre, la respuesta tiene que ser un sí condicionado. Quien tiene que responder a esa pregunta con un sí categórico es el gobierno, el partido de gobierno, el teniente coronel y la FAN. El único que tiene posibilidad, si hay alguna, de cometer un fraude, es el gobierno. Este gobierno que lo controla todo, tramposo, embustero, demagogo, totalitario, comunista. Pero hay que ponérselo bien difícil. Todos a votar. Y coger la calle si se le ocurre desconocer los resultados. No con fusiles y bayonetas como amenaza Diosdado, sino con la bravura de la razón. Sin miedo. Ganamos y cobramos.