A juicio de la doctora Marisol Balabú, médico internista, profesora agregado del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, UCLA, quien además se desempeña en el Ambulatorio Tipo III de Cabudare, el programa nacional de Médicos Integrales Comunitarios, adolece de cuatro fallas fundamentales radicadas en el área académica, asistencial, administrativa y la actitud de estos jóvenes, quienes fueron asignados a los centros asistenciales de todo el país, para un internado rotatorio que debe durar dos años.
Quienes estructuraron el curriculum de los Médicos Integrales Comunitarios, son los galenos cubanos, explica la doctora Balabú, con escasa participación de uno que otro venezolano. Cuando estos jóvenes inician a rotar en los centros de salud, lo hacen en los Centros de Diagnóstico Integral, CDI, o Barrio Adentro, donde también los médicos son cubanos, salvo algún venezolano.
-Cuando los estudiantes del programa MIC llegan al quinto año de la carrera, los coordinadores a nivel nacional y regional se dan cuenta que hace falta un desarrollo práctico-teórico y son los centros asistenciales del país las que pueden contribuir con este complemento de la formación. Esta situación empezó en el 2010 y observamos que el nivel cognitivo de estos jóvenes no era satisfactorio.
Las debilidades que fuimos observando en estas rotaciones, añade Babalú, quien además es gastroenteróloga y especialista en estudios del hígado, las dimos a conocer por escrito al coordinador del Ambulatorio de Cabudare, por lo menos así lo hice yo. Pero además no había deficiencias solamente en el plano cognitivo, sino en habilidades, procedimientos, y actitudes. Con frecuencia se ausentaban de las actividades académicas y asistenciales, había irregularidades en solicitudes de permisos para ausentarse, cuando los tramitaban; y nosotros nunca tuvimos una respuesta de parte de los coordinadores del programa.
-Además el curriculum de los médicos integrales comunitarios está elaborado para atender un estado primario, más que todo preventivo, así que cuando fueron incorporados al sistema de salud pública, se produjo un choque, debido a que no están preparados para un diagnóstico, una investigación o detectar enfermedades que no están al alcance de sus conocimientos. En teoría ellos debían acudir a los centro de Barrio Adentro y a las comunidades a las cuales pertenecen.
-¿Se produjo un cambio en la estructura interna de los médicos integrales comunitarios?
-Así es, en particular en el objetivo del pensum. El joven entró a esa carrera y con el tiempo se fueron produciendo cambios y ajustes. Es crítico lo que está ocurriendo.
-¿Estos médicos integrales comunitarios no tienen que inscribirse en el Colegio de Médicos para ejercer o ceñirse a la Ley del Ejercicio de la Medicina, por ejemplo?
-Debería ser, pero en el momento en que se creó esta carrera paralela, eso no estaba en la agenda. Aún cuando la colegiatura para cualquier profesión es obligatoria, según el artículo 105 de la Constitución nacional; la Asamblea Nacional, legalizó la medicina integral comunitaria en el 2011 y sólo será necesario la presentación del título ante el Ministerio de Salud o un Registro Público para ejercer la medicina comunitaria. En pocas palabras, ellos pueden ir a la práctica sin estar inscritos en el Colegio de Médicos y eso no representa un hecho ilegal. Tanto el Colegio de Médicos como la Federación Médica perdieron la exclusividad de regular la actividad.
Cuando esta carrera surgió, indica Balabú, aparecen seis universidades: Universidad Bolivariana de Venezuela, Universidad Experimental Francisco de Miranda, Universidad Nacional Experimental Rómulo Gallegos, Universidad Experimental Politécnica de las Fuerzas Armadas y por la Universidad Experimental de los Llanos Ezequiel Zamora. Al final salen del escenario casi todas y solamente queda la Universidad Experimental Francisco de Miranda, para avalar estos títulos.
-En el momento en que los médicos integrales se incorporan por iniciativa del programa a los centros de salud del sistema nacional, empezamos a evaluar los residentes y hay fallas profundas sobre conocimientos y procedimientos. Comenzamos a elaborar un conjunto de soportes para explicar qué estaba ocurriendo con ellos. En marzo recibimos lineamientos para incorporar a los médicos integrales comunitarios a un sistema de un programa de internado rotatorio, que por cierto es el mismo que se ha hecho siempre. La evaluación de este primer trimestre no satisface a los objetivos nuestros como docentes y médicos.
-¿Cuál es el resultado de todas estas evaluaciones?
-Los médicos integrales comunitarios registraron una estadística alta de inasistencias. Por ejemplo, para ir a cobrar la Cesta Ticket, se toman todo el día. La semana antepasada se le dio cinco días para la preparación del acto académico y a pesar de la suspensión del evento como consecuencia de la no llegada con los nombres correctos de los diplomas, no se incorporan a sus trabajos. Si a un estudiante le dices, su acto ya no es para el jueves ni para el viernes, entonces esos residentes debieron regresar a sus funciones, a atender a sus pacientes. Dónde está la postura de los coordinadores del programa.
-¿Cuántos médicos integrales están haciendo pasantías en el Ambulatorio de Cabudare?
-Unos treinta y tres en diversas especialidades. Pero de acuerdo al programa que nos mandan para el internado rotatorio, desde el punto de vista de infraestructura y recurso humano especializado, no podemos cubrir esa exigencia, incluso teniendo el servicio de Emergencia. Se masificó una carrera sin tomar en cuenta el control de calidad. En estos momentos hay más de ocho mil médicos integrales comunitarios en centros hospitalarios de todo el país, tratando de compensar la carencia de médicos que hay en todos los niveles, pero sin la formación necesaria.
Cuatro escenarios
En opinión de la doctora Marisol Balabú, hay cuatro escenarios que atentan con la medicina comunitaria integral. El primero es el académico, porque se viola el artículo 105 y el 85. Las universidades que imparten la carrera de medicina fueron soslayadas, por lo tanto no se promovió un programa común ni siquiera con las sociedades de investigación científica. Tampoco se le exige inscripción ante el Colegio de Médicos.
-En lo administrativo, hay una comisión nacional que coordina esta carrera llamada Carrera de Formación de Medicina Integral Comunitaria, luego está la Misión Sucre, Educadores de Salud Cubana de Barrio Adentro, Miembro de Planificación del Sector Universitario del Ministerio de Educación, es decir que hay varios entes que cumplen funciones.
La actitud, dijo Balabú es un punto fundamental. Deben sensibilizarse todos los médicos integrales comunitarios. Hay médicos responsables y serios que se han compenetrado con este programa y enviado a los coordinadores sugerencias para compensar los vacíos, porque no se puede pretender utilizar instituciones de salud pública para que se aplique el internado rotatorio con ese programa que enviaron con lineamientos, y que las evaluaciones nuestras no sean tomadas en cuenta y simplemente ser utilizados como trampolín, para seguir convalidando lo que desde un principio comenzó con un plomo en el ala. Las universidades se han manifestado al respecto pero ha sido en forma espasmódica.
-La última falla para completar el cuadro es la asistencial. No hay capacidad para hacer un diagnóstico, para detectar una enfermedad, para aplicar una clínica. La medicina es una carrera que debe ser ordenada y disciplinada para ejercer. No se puede permitir la improvisación, hay vida de seres humanos en juego.
-¿Cuáles serían sus recomendaciones como profesional de la medicina y docente universitaria?
-La medicina no se puede partidizar. Que nazca de los mismos médicos integrales comunitarios la necesidad de un cambio. Muchos de ellos no quieren ser evaluados, se niegan a las evaluaciones diagnósticas, han sugerido eliminar ciertos días de evaluación académica. Es de ellos de dónde debe salir la responsabilidad y el amor por la medicina, porque de parte de quienes los han dirigido, hay sólo un interés político. Los coordinadores del programa deben reunirse con el gremio médico y las universidades, a fin de que enderezcan los entuertos de los internados rotarios, y una forma urgente es haciendo equivalencias. Aunque ellos se formaron en Venezuela, es un curriculum cubano y por eso es el impacto. El problema nace en el plano académico. Se le exige un internado rotatorio a alguien que nunca estuvo en una universidad. Recibieron clases en salones multipropósito, en biblioteca, con videos. Y la irregularidad académica se cierra con la legalización de título que hizo la Universidad Francisco de Miranda, además de una aprobación política de parte del Consejo Nacional de Universidades, CNU.
Ángela Ameruoso
Ilustración/foto: CID EL IMPULSO