Municipio irrespeta al ciudadano al no tapar huecos

En muchas ocasiones se forman largas colas, complicando la libre transitabilidad en la ya congestionada ciudad, debido que los cráteres se encuentran en medio de la vía.
Lo más terrible de toda esta situación es la negligencia por parte del municipio para taparlos, ente obligado a realizar labores de bacheos con prontitud y calidad, porque su gestión se debe a la ciudadanía que paga los impuestos municipales para contar con calles bien asfaltadas, limpias, con sus respectivos rayados, demarcaciones y ojos de gato, así como plazas, parques, islas, brocales, aceras, drenajes y alumbrado en buen estado.
Sin embargo, esta práctica que debería ser constante, no se observa en un alto porcentaje en las arterias e infraestructura urbana de la capital de Lara, lo que se traduce en un retroceso para el desarrollo hacia lo moderno de una ciudad organizada e impecable para propios y visitantes.
Todos los días muchos conductores exteriorizan sus quejas, a viva voz, desde sus autos, cuando forzosamente aplican los frenos de forma inesperada para evitar caer en un hueco que no afecte algún componente del tren delantero, como muñones, rótulas o terminales, por ejemplo, piezas éstas que reciben directamente los golpes bruscos de una rueda rebotando por culpa de un orificio en la vía.
Desde la Alcaldía han surgido diversos nombres para planes de asfaltado, y hasta en cifras dieron a conocer en una oportunidad la cantidad de huecos que habían en Barquisimeto, los cuales crecieron.
Otro organismo que contribuye a destruir las calles es Hidrolara.
Cuadrillas de este organismo excavan para sustituir tuberías y reparar cloacas colapsadas, pero la mayoría de veces terminan los trabajos, se marchan los obreros y la hidrológica de Lara no regresa a tapar las zanjas que hizo, las que perduran meses abiertas.
Se trata de un problema de cultura y de planificación, de orden, respeto al ciudadano y de poner en práctica el legado de Arturo Uslar Pietri: Sembrar el Petróleo.