“Aquí nosotros tenemos que estar preparados para lo que venga cuando se acerca la temporada de invierno porque el año anterior la pasamos muy mal”.
De esa forma, angustiada, se expresó Silvia Lucena, una de las habitantes del caserío El Molino, en las afueras de El Tocuyo, hacia el oeste, al referirse a la tragedia que viven cada año cuando comienzan las lluvias.
El problema radica en las aguas procedentes de la montaña que deben correr por un buco que cruza la comunidad pero que, debido a una insuficiente canalización, se desbordan e inundan todo lo que se encuentre en los alrededores.
“Pero lo que baja de allá arriba no es solamente aguas de lluvia sino todo tipo de pestilencia que convierte ese buco en un río contaminante que provoca muchas enfermedades, especialmente entre los niños”, indicó.
Dijo que ella y otros vecinos han ido a todas partes, alcaldía, sanidad, Ministerio del Ambiente y nadie les hace caso.
“Fidel Palma vino una vez, el año pasado, miró, dijo que volvía con soluciones pero más nunca le hemos visto la cara. Tampoco los concejales. Apenas Arthur Goyo nos ayudó un poco con una máquina, pero necesitamos una canalización total porque, además de esos malos olores aquí también se han caído casas de familias humildes”, precisó Lucena.
Rubén Araujo, otro vecino, quien voluntariamente limpia un poco los canales para que si llueve no se desborden los mismos y no causen destrozos, también calificó la situación de muy delicada pues ningún organismo ha enviado inspectores a precisar lo que sea necesario hacer para que no ocurran desastres como los del año anterior.
“Aquí los niños viven enfermos por esa hediondez que tienen que respirar de día y de noche”, afirmó.
Lo mismo opinó Aracelis Guédez, madre de cinco niños, quien vive a pocos metros del canal por donde corren las aguas, blancas y negras, pero sobre todo las últimas.
“Aquí no viene nadie a ayudarnos, solamente cuando andan buscando los votos, pero del resto se pierden mientras nosotros tenemos que seguir respirando esos malos olores”, manifestó.
Otro de los vecinos informa que Félix Linares, presidente del Concejo Municipal de Morán, nació y creció en El Molino, pero no por eso se ha preocupado en mejorar las condiciones de vida de quienes allí residen.
Soraya Pérez es otra de las residentes de El Molino que ha sufrido las consecuencias de las aguas procedentes de la parte alta pues su vivienda es una de las que primero resulta inundada cuando llueve fuerte.
Recuerda el año pasado, en abril, cuando perdió la mayoría de los enseres domésticos y su casita también estuvo a punto de derrumbarse. Sigue esperando la que le prometieron.
Con la colaboración de alguien pudo construir un pequeño muro a su alrededor con la esperanza de que este invierno no sea tan fuerte como el del año pasado y no lo arrastre una corriente.
En ese ruego están todos en El Molino.
Fotos: Luis Salazar