Henrique Capriles sabe que deberá atravesar una campaña electoral con mucho menos recursos que Chávez, pero eso no lo amilana y aseguró estar dispuesto a llevar su propuesta aún a los reductos más fieles al popular militar retirado de 57 años.
«Si algo quiere el venezolano es ser escuchado. El Gobierno no oye, el Gobierno anuncia, de acuerdo a su visión, cuáles son sus decisiones», dijo Capriles a Reuters en la camioneta que lo llevó durante dos días a los poblados más chavistas del occidental estado Zulia en la primera fase de su campaña.
Chávez lleva 13 años en el poder durante los cuales montó un profundo cambio en el modelo económico, con decenas de nacionalizaciones y un fuerte apoyo en programas sociales financiados con los enormes recursos petroleros del país.
La entrevista con Reuters esta semana marcó un giro en el tono de Capriles sobre la enfermedad de Chávez, quien volvería en los próximos días a Venezuela tras operarse nuevamente en Cuba el mes pasado por una lesión cancerígena en la zona pélvica.
Ahora el joven candidato de 39 años parece dispuesto a que el tema sea parte de la campaña.
«Chávez dice que tiene que operarse en otro país porque no están dadas las condiciones para ser atendido en su propio país. ¿Qué mensaje tan duro no? ¿Qué esperanza puede tener el que está enfermo de cáncer, cuando el jefe de Estado dice ‘no me atiendo en mi propio país’?», dijo Capriles.
«Yo respeto pero no comparto (el que Chávez se opere en Cuba). Me tocará estar en sus pantalones, en Venezuela, y no gobernaría desde otro país», agregó Capriles mientras atravesaba una larga carretera flanqueada por balancines petroleros que lo llevó al municipio Cabimas, en la costa oriental del emblemático Lago de Maracaibo.
CAMPAÑA CON RIESGOS
En 1922, Cabimas atrajo la atención mundial luego de que un pozo petrolero, el Barrosos 2, se reventara arrojando un chorro de crudo de hasta 40 metros de alto. El suceso, que se prolongó durante nueve días haciendo llover petróleo, atrajo la atención mundial hacia Venezuela.
Pero ahora la desinversión ha provocado una importante caída en la producción de crudo en el occidental estado Zulia, mientras otras de sus principales actividades, la ganadería y la pesca, se han visto afectadas por la ola de expropiaciones del Gobierno y la contaminación del lago.
Esas son parte de las quejas que Capriles asegura haber recogido durante su recorrido por pueblos, incluso en aquellos donde el oficialismo ha ganado en los últimos comicios.
Pero entrar a territorio oficialista tiene su precio. En un pueblo le cerraron la puerta en la cara mientras un puñado de partidarios de Chávez gritaba: «íNo volverán!».
Algunas encuestas le dan a Chávez -a pesar de su enfermedad y de la sorpresiva participación de votantes en las primarias de la oposición- unos 15 puntos de ventaja sobre el joven gobernador, quien cree que la brecha es más corta.
Pero, según las encuestadoras, un tercio de los 18,3 millones de electores, identificados como indecisos, no comulga con ninguna de las posturas políticas y son quienes decidirán las presidenciales de octubre. Ese dato es el que alienta a Capriles a luchar contra el gigantesco aparato del Gobierno.
«Va a ser una campaña totalmente desigual. No puede haber competencia de recursos. No queda ninguna duda que la campaña (oficialista) la va a financiar PDVSA», dijo Capriles.
«Esto me recuerda a la pelea de Cassius Clay contra Sonny Liston», recordó en referencia al encuentro cuando, contra todas las apuestas, Clay -un mes más tarde conocido como Muhammad Ali- venció en seis asaltos al «gran oso» de casi 100 kilos.