El costarricense Alejandro Jiménez, acusado de ordenar el ataque en el que murió el trovador argentino Facundo Cabral en julio de 2011, fue recluido este miércoles en una cárcel de máxima seguridad en Guatemala y deberá comparecer el jueves ante la justicia.
Con las manos esposadas y fuertemente custodiado, Jiménez, alias ‘El Palidejo’, llegó a la base de la Fuerza Aérea Guatemalteca en la madrugada de este miércoles en un avión de la Policía de Colombia, donde fue capturado, constató un periodista de la AFP.
El costarricense, de 38 años, fue recibido en la pista aérea por el ministro del Interior, Mauricio López, y, tras ser informado de los cargos que se le imputan -homicidio e intento de asesinato-, fue llevado a la prisión Fraijanes I, 20 km al este de la capital, con seguridad redoblada de policías y militares.
La jueza Carolina González determinó que Jiménez rinda su primera declaración en una audiencia prevista a las 08H30 locales del jueves (14H30 GMT) ante el juzgado Quinto Penal.
«Soy inocente, hay mucha inocencia, mucha rabia y no sé de qué se me acusa», dijo Jiménez brevemente a la prensa en la madrugada, cuando era llevado al penal.
El vuelo que conducía desde Bogotá a Jiménez, expulsado por Colombia, salió una primera vez en la tarde del martes, pero regresó debido a que Costa Rica reclamó a Guatemala garantías de que no sería sentenciado a muerte.
El avión volvió a partir de Colombia en la noche luego de que Guatemala dio la garantía, pues la pena capital, aunque está vigente, no se aplica desde 1998, por un vacío jurídico sobre la aplicación o no del indulto presidencial.
«Se acordó que él podía venir para acá con todas las garantías. En Guatemala hace muchos años estamos con una moratoria por la pena de muerte (…) hace por lo menos una década no se aplica la pena letal», explicó López.
La captura se produjo el sábado en Puerto Punta Albita (en el Pacífico colombiano), adonde Jiménez había llegado desde Panamá en una embarcación junto a dos colombianos.
El fiscal general costarricense, Jorge Chavarría, dijo que su país prefería que Jiménez fuese llevado a Guatemala, donde es requerido por el asesinato de Cabral, y no a su país de origen, en el que tiene cargos por lavado de activos.
«Creemos que debe ser juzgado en Guatemala por ese homicidio, que consideramos un hecho sumamente grave», expresó Chavarría.
El abogado costarricense de Jiménez, Francisco Campos, anunció en San José que viajará en breve a Guatemala, y señaló que su cliente «no está preocupado por los procesos porque ya la defensa está preparada», sino por «su integridad física».
«El área donde fue asignado permite una reclusión unipersonal, con un custodio y un monitoreo de 24 horas», dijo el vocero del sistema penitenciario de Guatemala, Rudy Esquivel.
Cabral, de 74 años, fue asesinado el 9 de julio de 2011 cuando, tras dos conciertos en Ciudad de Guatemala, iba del hotel al aeropuerto en el coche conducido por el empresario nicaragüense Henry Fariñas, quien contrató su actuación.
Sicarios, con fusiles de asalto, los emboscaron y el cantautor recibió tres disparos. Fariñas, que según las investigaciones era el blanco del ataque, resultó herido y acusó a Jiménez de ser el autor intelectual del atentado, el cual atribuyó a su negativa a venderle unos clubes nocturnos en Costa Rica y Nicaragua.
‘El Palidejo’ figura desde el 2000 con registros de narcotráfico, señalado como enlace entre el cártel de Sinaloa, en México, y la organización de los hermanos Comba, en Colombia, según la Policía de Colombia.
«Este caso es muy importante para nosotros porque es paradigmático (…) estamos complacidos de la captura (…) hay una victoria contra la impunidad», dijo López.
Actualmente, están detenidos en Guatemala cuatro sospechosos de la ejecución material del atentado: Elkin Vargas, Wilfred Stokes, Juan Hernández y Audelino García.
La muerte de Cabral conmocionó a América Latina, donde fue muy conocido por sus composiciones irónicas y de contenido pacifista.