Su verdadera enfermedad

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Su verdadera enfermedad

A finales de 1991, durante las festividades navideñas de aquel entonces, los venezolanos recibimos muchos rumores sobre un posible alzamiento militar que se estaba fraguando en las instalaciones ubicadas en Maracay. Lamentablemente uno de los que no creía esa hipótesis era el presidente Carlos Andrés Pérez, que descanse en paz.

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Ya en 1992 la ola de rumores aumentaba cada día más, pero el presidente, en su afán de viajar por todo el mundo, alza vuelo hacia Europa a finales de enero de ese año, sin importar las advertencias que le hacían sus más allegados, como el caso del ministro de la defensa. Esta oportunidad es aprovechada por los golpistas, liderizados por el teniente coronel Hugo Chávez Frías, para usurpar el poder que ostentaba Carlos Andrés Pérez desde que fue electo democráticamente en 1988. Afortunadamente el plan golpista no funcionó y Hugo Chávez Frías así lo reconoció públicamente a través de una cadena nacional que se hizo aquel famoso 4 de febrero. Hay venezolanos que consideran este acontecimiento muy importante para la nación, otros, por el contrario, lo etiquetamos cómo el día en que nuestra democracia estuvo muy cerca de la muerte. Si analizamos las palabras dichas por Chávez en ese entonces, podemos concluir que se trata de un individuo con mucha motivación al poder y de hecho lo demostró al postularse para presidente en 1998. Hoy, a más de trece años de ser electo democráticamente para ese cargo, observamos que su forma de presentarse ante las cámaras ha variado enormemente. Ante la baja popularidad que tiene, un asesor le recomendó plantear una enfermedad que impactara bastante en la población, y de allí que ya se cumplirá un año en que el tema central de sus cadenas es hablar del supuesto cáncer que padece. Pero no hay dudas que la verdadera enfermedad del presidente se llama Ansias de Poder y, cómo lo perderá el próximo 7 de octubre. ¡Está entrando en fase de desespero!

Neptalí Paredes

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¿Cuál enfermedad?

El presidente no sólo padece un tumor cancerigeno; para mi, también padece de esquizofrenia, por lo que voy a dar algunos puntos clave en relación a esta enfermedad.

Esquizofrenia: psicosis delirante crónica, caracterizada por la perdida de contacto con el mundo exterior (No ve cómo vive el pueblo). La esquizofrenia, conocida antaño cómo demencia precoz, es una enfermedad del adulto joven entre 40 a 50 años. En principio se manifiesta por una escisión entre una vida intelectual brillante (siempre habla sobre las obras que lee).

Y una desorganización de las relaciones afectivas, (se ha divorciado 2 veces), con un estado de animo depresivo y paradójico, inmediatamente después aparecen alteraciones de comportamiento que pasa a ser raro, (incitando a una guerra o enfrentamiento), con excentricidades en la conducta, (no guarda el protocolo salta, baila, canta, etc.)

Sufre alucinaciones diversas e ideas delirantes, (como magnicidio, la bazuca de Catia la Mar), esto va acompañado de problemas en el lenguaje, (insultos y ofensas) que reflejan alteraciones en el desarrollo caótico. 

De esta enfermedad, más peligrosa que el cáncer, nadie ha hablado porque el cáncer daña sólo a la persona que lo padece, en cambio, la esquizofrenia, daña a todo un país.

Carmen Elena Pérez Campos

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Enfermos nosotros

En la página de política de EL IMPULSO, salió Julio Borges diciendo: «el presidente no está enfermo, es Venezuela la que está enferma. Venezuela está enferma de pobreza, desempleo, escasez, violencia, etc.

Jesús Yánez.

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Salud del presidente genera incertidumbre

La enfermedad que padece el presidente venezolano ha comenzado a propagarse en mayor intensidad. La nueva cirugía a la que se dice fue sometido a principios de esta semana Hugo Chávez Frías en Cuba, para serle extirpado un tumor (probablemente canceroso) reabre, de forma inevitable, un período de aguda incertidumbre sobre el futuro de una nación que se mantiene a la expectativa de lo que pueda ocurrir. La nueva sintomatología en la salud del presidente venezolano Hugo Chávez, sin duda, impacta el ya de por sí convulsionado panorama político, económico, social e institucional de la nación. 

Si bien era previsible que el gobernante tuviera que suspender o restringir su campaña electoral para seguir con el tratamiento del cáncer que le fue detectado en junio del año pasado y que, según la información oficial del Palacio de Miraflores, logró ser neutralizado durante su atención inicial por médicos cubanos, lo cierto es que el hecho de que el propio Chávez admita que será operado de nuevo por una “lesión” en el mismo lugar en donde le fue extirpado meses atrás un tumor, termina no confirmando, pero sí haciendo eco las versiones periodísticas que circularon en la última semana, en torno a que el estado de salud del Jefe de Estado se deteriora rápidamente y su expectativa de vida, cada vez, sería más complicada. 

Por supuesto, es de entender que en situaciones como esta, el estado de salud de los líderes políticos impone protocolos de información que distan mucho de ser lo suficientemente transparentes como para esperar que los diagnósticos respectivos sean de conocimiento público sin el filtro que aconsejan las razones de Estado, inherentes a estos casos. Más allá del cruce de rumores y desmentidos, que incluso han llegado al extremo de sugerir que la lesión cancerosa ya hizo metástasis y se internó a otros órganos, versión que Chávez descartó, es claro que la salud del mandatario se convirtió en un factor preponderante dentro de la campaña para las elecciones presidenciales de octubre próximo, en donde el ex coronel buscará la reelección y la oposición, con un candidato único como Henrique Capriles, aspira a sacarlo. Aunque desde las orillas del chavismo se quiera subdimensionar el impacto electoral de los quebrantos físicos del gobernante, es obvio que ya es imposible convencer a los venezolanos de abstraerse de tal circunstancia. Las dudas sobre la salud de los candidatos siempre impactan las campañas en todo el mundo. Ahora, una cosa es que el tema de la salud presidencial sea clave dentro de la puja proselitista venezolana y otra que los bandos acierten en saber manejarlo. Por ejemplo, en la oposición hay distintas lecturas pues, mientras algunos advierten que Chávez oculta la gravedad de su estado de salud para poder mantener artificialmente la imagen de líder fuerte, otros sostienen que utiliza su patología física para victimizarse ante el electorado y aunar más apoyos. En el oficialismo, entre tanto, acusan a la oposición de acudir al macabro expediente de sobredimensionar la patología médica del Presidente para romper la confianza de los chavistas en la fortaleza de su figura caudillista. Se trata, pues, de un escenario muy delicado en donde la movida podría llevar al descalabro en las urnas y de allí la urgencia de tratar el tema con fina sutileza. Por otro lado, más allá de la coyuntura electoral es claro qué Venezuela no puede desestabilizarse por la crisis de salud de Chávez y, por el contrario, debe priorizar su institucionalidad, aquella que señala, como en todos los Estados, líneas de sucesión y encargo en caso de ausencias o incapacidades temporales o definitivas de sus presidentes. En este aspecto le tocaría el turno al Vicepresidente y en caso extremo al presidente de la Asamblea Nacional. No habría lugar, pues, a un vacío de poder. Ya en el campo electoral, es evidente que Venezuela, sólo hasta el año pasado, empezó a interrogarse a fondo cómo sería el devenir nacional sin un Chávez presente y actuante tras casi 13 años de vivir bajo su protagonismo. Sin embargo, en las toldas gobiernistas ese análisis se viene analizando y se señalan públicamente a quienes, como Nicolás Maduro, Elías Jagua o Diosdado Cabello, tendrían que liderar en las urnas las banderas de la continuidad de una “revolución” que el propio chavismo cataloga de largo plazo. Es más, en la oposición ya se proyectan escenarios sobre la era pos-chavista. No es fácil la coyuntura que sufrirá Venezuela y, en consecuencia, todo puede pasar. No obstante lo único real es que en los próximos siete meses la campaña estará signada por el efecto electoral de la salud presidencial.

José Fabio Oronoz

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Enfermedad Cerebral

Hoy la incertidumbre, la información a medias o la desinformación por parte del Ejecutivo y del Presidente en relación a su supuesta enfermedad, ha hecho del rumor «el pan nuestro de cada día». Muchos nos preguntamos, ¿será cierta o no la enfermedad del Presidente? ¿Cuál es la verdadera enfermedad que padece el Presidente? ¿Por qué tanto ocultamiento? Son muchas las preguntas que podemos hacernos, ya que el mismo Presidente ha contribuido a que todos saquemos conclusiones, debido a la poca seriedad por parte del Presidente, cuando el mismo asume el rol de dar los partes médicos, indicando el diagnóstico y hasta el tratamiento. Por supuesto todo ello nos lleva, a que cada quien tenga su propio diagnóstico o dude de la supuesta enfermedad del Presidente.

El cáncer entra a jugar un rol muy importante en la política a partir del año pasado cuando desde Cuba el mismo Presidente nos habla de su enfermedad e indica que todo se ha superado, gracias a la «genialidad médica de los cubanos», sin embargo comienzan los rumores de la gran equivocación cometida por los «sabios médicos» en el diagnóstico y todo resultó un gran fracaso que conllevó a una segunda operación pero con otros genios que no son venezolanos, supuestamente rusos, quienes tratan de enderezar el «entuerto» creado por los cubanos. Junto a esto, vemos a un Presidente que va cambiando físicamente que hace pensar en su gravedad, pero el trata de demostrar que está bien desde el punto físico y aparece jugando o con un guante en la mano, saltando o dando brincos, para decirnos «ya todo pasó», pero la industria del rumor continúa, porque el único «médico» que da los diagnóstico es él mismo y hasta en la presentación de la memoria y cuenta fue incluida. 

Ahora entramos en una tercera etapa de la enfermedad, donde por primera vez el Presidente supuestamente dice medias verdades en relación a la gravedad de su enfermedad a los pocos días de haberse efectuado exitosamente las Primarias y esta pasa a un segundo plano, debido a la enfermedad del Presidente, quien en una mañana anuncia desde Barinas la tercera operación, en donde no encaja su supuesto dolor con las frases emitidas días antes por los resultados de las Primarias y el gran caudal de votos que generó. Ante todo este panorama, ¿está realmente enfermo el Presidente? ya podemos sacar conclusiones y hasta podemos «señalar» cual es la real enfermedad que tiene el Presidente. 

Toda persona que ha padecido o padece una enfermedad riesgosa, hasta su carácter cambia, si era agresivo se hace más dócil, espiritual, bondadoso, donde el acercamiento a Dios se hace con mayor sinceridad y devoción. ¿A ocurrido esto en el Presidente? Creo que no, al contrario, se le nota mayor agresividad, con fuerza para seguir engañando a los venezolanos, continuando con su lenguaje escatológico, como si no tuviese una enfermedad tan grave como la que se anuncia. Pero si está enfermo y su mayor enfermedad es cerebral, producto del odio que ha sembrado en muchos venezolanos, de las mentiras que a diario anuncia en cadena, a la violencia del lenguaje que utiliza, por esto sostengo que si está enfermo pero cerebralmente.

Emilio Carao

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¿Cuál enfermedad?

“No es lo que entra por la boca lo que daña al hombre, sino lo que de la boca sale”, Jesús. (Mateo 15: 10,20).

Por la boca manifestamos lo que llevamos en el corazón. Es difícil creer que una persona delicada de salud, en transmisión de cadena nacional a través de los medios de comunicación, insulte con los epítetos de “cochino” y “majunche”, a quien será su contendor en las venideras elecciones presidenciales.

Nunca hemos creído en la fulana enfermedad del mandatario, que el Señor nos perdone si nos equivocamos, pero parece un show mediático para que la lástima se apodere de los corazones humildes y caritativos al momento del sufragio el 7 de octubre. Sí sufre de ciertas enfermedades: poder, delirios de grandeza e idolatría.

Si es cierto entonces, en lo que a enfermedad física se refiere, los invito a que elevemos nuestras plegarias a El Salvador, para que lo colme de salud y larga vida y, de esa manera, como lo acotó Henrique Capriles Radonsky, sea testigo de los cambios profundos que se desarrollarán en una Venezuela realmente próspera, decente, culta y democrática; donde se respeten los derechos humanos, sin tomar en cuenta el color político.

Sí hay esperanza, sí hay un camino, en todos está el que se cristalicen nuestros deseos. Amén.

Lisbeth D’Amico Mendoza

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Nuestro norte, una Venezuela mejor

No hay duda que el presidente está enfermo, muy enfermo del alma, cuyo síntoma se manifiesta en una desmedida ambición de poder que lo hace vivir en una continua campaña y no le permiten ocuparse de los problemas para los cuales el pueblo lo eligió, así mismo sufre de una egolatría aguda, creyéndose un ser supremo que supera la estatura de Bolívar, y lo que es peor, padece de una insensibilidad humana que lo hace un ser cruel cuando de dañar a sus contrarios se trata, siendo inmisericorde en sus medidas para armar cualquier tipo de escenario o trampa con tal de sacar del juego a sus oponentes. A esto se le añade su mitomanía ganándose el trofeo del mentiroso compulsivo más grande de nuestra historia, muy bien expuesto en los micros de “aunque usted no lo crea” de nuestra valiente Globovisión. Así podría nombrar muchas particularidades de este personaje, pero creo que es un buen resumen de lo que nos vende su proceder.

En cuanto a su estado físico, persisten muchas incógnitas e incertidumbre por el secretismo con que se ha manejado esta situación. En busca de obtener beneficio y mantener el lazo afectivo con el sector del pueblo que lo tiene como un líder mesiánico, se ha manipulado la fulana enfermedad hasta llegar a los extremos de la ridiculez, y no salimos de una continua cursilería para influir en las masas grandes dosis de compasión y solidaridad con el ser humano que sufre; por supuesto que esto le da dividendos en cuanto a su popularidad y afecto. Por su investidura y poder para manejar los medios y todos los organismos oficiales, es imposible no obviar el tema y tenemos que enfrentarlo con mucha sindéresis y no caer en el juego de la maquiavélica manipulación.

El sector democrático se encuentra ahora en una muy buena posición, tenemos un candidato escogido por una gran mayoría que lo avala como el abanderado de la esperanza, y está a la vista el desastre de País que ha ocasionado estos largos años de intento de implantación del socialismo fracasado como sistema político. Si analizamos desde un punto de vista práctico el panorama eleccionario que se nos avecina, el escenario más complicado seria tener a un Chávez sano y con toda su energía como contendor, lo cual sería lo lógico. Pues, mantengamos esa convicción y continuemos nuestra lucha por una Venezuela mejor, si el presidente juega con su salud, allá él con su mentira y vanidad. No olvidemos que existe un Dios, sabio en sus decisiones.

René Roberti

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El cuento del gallo pelón

Nadie sabe a ciencia cierta cuál es la verdadera realidad de todo este berenjenal, nadie sabe por qué el gobierno de Venezuela es el único, a nivel mundial, que se empeña en mentir sobre la enfermedad del Presidente. Nadie sabe por qué el mismo mandatario nacional es el encargado de dar los partes médicos. Nadie entiende porque tiene que irse a Cuba para chequearse y operarse allá. Nadie duda de la enfermedad del primer mandatario, pero todos se preguntan, ¿de qué está enfermo? ¿Cuál es la enfermedad? 

Por otra parte, si los supuestos médicos que se forman en Venezuela con ayudas de los cubanos son tan buenos o magníficos, por qué en las primeras de cambio, ¡zúas! en lo que espabila un mono se va raudo hacia la paradisíaca isla. Nadie entiende por qué Fidel Castro sabe más que los propios venezolanos en cuanto se refiere a la salud de Chávez, nadie entiende por qué se obvió el ofrecimiento brasileño para que fuera a verse allá. Nadie se explica el por qué no se les dice nada a los encargados de los ministerios, y esto ha traído como consecuencia que siempre meten la pata tratando de explicar lo que no saben. Salen, cual energúmeno, desmintiendo a los medios y las informaciones que se reflejan en ellos, para después quedar en ridículo porque el mismo Presidente le echa la burra para el monte.

Se dice que salió perfecto de la intervención quirúrgica, y dejen entrever que la afección estaba en la pelvis. Si eso es así, damos vivas por su pronta recuperación, porque la derrota que se le propinara requiere de un candidato en las mejores condiciones posibles. Si señores, este es el cuento del gallo pelón o la pregunta de las sesenta mil lochas, ¿de qué enfermedad estamos hablando?, ¿habrá que esperar que los Castros posteriormente escriben un buen libro que no hay dudas que despejaran todas las incógnitas que envolvieron este caso? Esperaremos y veremos

Rafael Ruiz

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Dicotomía Mediática

Todos conocemos la afirmación médica de que “el cáncer es curable si se diagnostica a tiempo». Si recordamos las declaraciones del presidente, hace casi un año, cuando lo operaron por primera vez en Cuba, podemos inferir que si esta enfermo. En esa oportunidad indicó que se había descuidado, que no siguió las recomendaciones de sus médicos. La confusa información que hay en Venezuela con respecto al cáncer del presidente no es la misma que publica y transmite canales como Caracol Internacional o el Diario 0 Globo de Brasil, medios que no son del imperio, en todos ellos se ha confirmado lo grave de la enfermedad.

Alexis Carrasco Álvarez.

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¿Está enfermo? pues, no me importa

El tema que ocupe a los venezolanos debe ser los problemas que padecemos, toleramos, aguantamos, y no la salud de Chávez, por más Presidente que sea.

Pablo Montes de Oca Camacho

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Tema Próximo:

Disminución de los precios en los productos

Recientemente, fue anunciada la disminución en los precios de algunos de los productos de higiene personal, es por ello que queremos saber, ¿cree usted viable la reducción en los precios de estos productos?

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