En el municipio Jiménez amenaza con llover. Aunque el agua es una de las necesidades más apremiantes de Quíbor, los trabajadores del campo dedicados a la producción de cebolla esperan que el agua no dañe sus cultivos. «La cebolla es un rubro seco que no demanda mucho agua. Cuando llueve, como pasó en octubre del año pasado, se dañan los cultivos porque la humedad produce hongos que queman las plantas», señaló Miguel Duin, miembro de Fundacebolla.
Las intensas precipitaciones ponen en riesgo los niveles de productividad, tal y como ocurrió en 2011 cuando el rendimiento se contrajo en 30%.
Además, la inseguridad jurídica afectó considerablemente la aspiración de inversión de los productores, quienes, ante las constantes amenazas de expropiación, han decidido disminuir la siembra.
Explicó Duin que los censos realizados por la Misión AgroVenezuela no surtieron el efecto deseado entre los agricultores, por cuanto no han recibido los créditos prometidos por el Estado. «Lo mismo sucede con los insumos de Agropatria. Luego de la expropiación, la empresa se vino a menos. No proveen los insumos que deberían, hay listas y colas, pero los productores no reciben los productos adecuados».
Según información aportada por algunos trabajadores, la discriminación política es característica común en el servicio de atención.
Al parecer, los funcionarios excluyen a los productores «opositores» por ir en contra de los intereses de la revolución.
Por otra parte, los niveles de ansiedad en el municipio Jiménez tienden a disminuir, por encima de los rumores de intervención de predios por parte del Instituto Nacional de Tierras (INTI).
El pasado 9 de febrero el presidente Hugo Chávez ordenó el rescate de más de tres mil hectáreas «ociosas» en los caseríos La Vigía y San José del Valle de Quíbor, al tiempo que otorgó 163.8 millones de bolívares para la inversión social.
La presunta intención del INTI de tomar cinco fincas productivas de la zona, activó una movilización entre productores y campesinos quienes afirmaron no estar dispuestos a tolerar atropellos ni arbitrariedades.
A pesar de los anuncios oficiales ninguna medida ha llegado a concretarse, en detrimento de miles de familias quiboreñas dedicadas a la agricultura.
Vale destacar que en el municipio Jiménez se garantiza el 53% de la cebolla que consumen los venezolanos, el 55% del pimentón y el 60% del cilantro.
Además, la actividad agrícola garantiza el 80% de los empleos generados, con seis mil trabajos directos y más de 20 mil indirectos.
Los trabajadores del campo esperan que no llueva en Jiménez y que las autoridades oficiales brinden un clima de confianza y seguridad para todos.
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