La reunión de ministros convocada por el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, y efectuada el domingo en La Habana, Cuba, para evaluar diversos asuntos de interés nacional, tiene carácter institucional.
Es lo más suave que se puede decir de la misma, dijo el Dr. Américo Martín, escritor y quien fuera considerado uno de los principales ideólogos de la izquierda que, iluminado por la revolución de Fidel Castro, se alzó en armas y se internó en las montañas para combatir al gobierno de Rómulo Betancourt.
Es vergonzoso para Venezuela de cara al mundo lo que está haciendo el jefe del gobierno, dijo. Se trata de un Presidente que gobierna desde afuera en claro desprecio a la opinión interna del país y, desde luego, a las instituciones de Venezuela. Nunca se había visto en el planeta algo parecido.
En este sentido, Martín indica que no hay gobierno que imite a Hugo Chávez en conducta semejante; sin embargo, los más cercanos seguidores del mandatario no han tenido empacho en decir que respaldan esa actitud, la cual es totalmente absurda y, sin duda, grotesca.
-Tomando en consideración que las decisiones tomadas desde La Habana son inconstitucionales, entonces, ¿carecen de validez aunque hayan sido suscrita por el Presidente de la República y sus ministros?
-Son írritas, naturalmente, porque absolutamente tienen carácter inconstitucional. Lo que nace viciado termina completamente por ser irreparable. Si se declara la inconstitucionalidad de las decisiones tomadas por el Presidente de la República en la capital de Cuba, automáticamente, esa sentencia arrastraría todos los actos dictados en el ejerciio de la gestión presidencial.
-Si el Tribunal Supremo de Justicia actuara apegado a la Constitución y tomara en cuenta el criterio que usted como abogado ha emitido, ¿qué podría pasar?
-No podría hablar del Tribunal Supremo de Justicia porque correspondería a esa instancia tomar la decisión que le impone la Constitución. Pero, indudablemente, el gobierno cada vez actúa más como un gobierno de fuerza, es decir, sin tomar en cuenta las instituciones, ni los órganos de control fiscal, ni mucho menos a la Asamblea Nacional.
Ésta se ha resignado a ser un órgano sumiso y, claramente, secunda las decisiones tomadas por el Presidente de la República. En consecuencia, Hugo Chávez Frías no está apegado a la Constitución, ni respeta ninguna ley. La única salida que le queda al país es cambiar este gobierno el próximo 7 de octubre cuando se hagan las elecciones presidenciales.
Foto: Luis Salazar / Archivo