El presidente boliviano Evo Morales, exhibiendo hojas de coca, volvió a defender la legalización de su mascado y calificó de «error histórico» su inscripción en la lista de sustancias prohibidas, durante un discurso pronunciado el lunes en Viena.
«Le pido a todas las instituciones, a todos los países, que se repare un error histórico», dijo el presidente boliviano.
En 2011, Bolivia decidió retirarse de la Convención sobre los Estupefacientes de 1961 para corregir el «error histórico» respecto a la utilización de la hoja de coca por los indígenas, declaró Evo Morales ante la 55ª sesión de la Comisión sobre los Estupefacientes de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDC), cuya sede se encuentra en Viena.
Bolivia quiere volver a integrar esta convención, pero con una reserva respecto a la parte del mascado de la coca, recordó Morales, quien tenía hojas de coca en la mano.
La «absurda prohibición del masticado de la hoja de coca» fue «un error histórico que se cometió contra el pueblo boliviano», añadió el mandatario.
Al mismo tiempo, destacó su voluntad de combatir el tráfico de cocaína y destacó que su país necesita más ayuda internacional, según las declaraciones difundidas por la ONUDC.
«Los productores de la hoja de coca no somos narcotraficantes, los consumidores no somos narcodependientes», dijo.
El mascado y la infusión de la coca son prácticas milenarias en los Andes con fines terapéuticos, contra el hambre, la fatiga y los efectos de la altitud, además de las utilizaciones rituales.
El presidente boliviano, quien todavía es dirigente de un sindicato de cultivadores cocaleros, lleva adelante una intensa campaña para que la hoja de coca, la materia prima de la cocaína, deje de ser considerada como una droga a nivel internacional.
El director ejecutivo de la ONUDC, Yuri Fedotov, estimó en rueda de prensa que «resulta difícil sacar conclusiones en lo que respecta al mascado de coca, ya que en la ONUDC no disponemos de pruebas médicas claras sobre sus efectos».
Para él, «iniciativas de este tipo pueden menoscabar a largo plazo las leyes internacionales en materia de control de drogas y causar algo así como un efecto dominó».
«Hay una sola convención (…) Para cambiarla, se requiere que todas las partes lo aprueben», puntualizó.
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