El año pasado fue el más sangriento en la historia reciente de Venezuela, con la mayor tasa de homicidios y secuestros, a la vez que la violencia en las cárceles se cobró un número récord de muertos y heridos, según un informe divulgado el lunes en Caracas.
El primer estudio anual presentado por el Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana de Caracas, basado en cifras oficiales y extraoficiales, da cuenta además de que uno de cada cinco homicidios en el país se produjo en el área metropolitana de la capital.
De los 19.000 homicidios registrados en 2011 en Venezuela -lo que sitúa la tasa en 67 casos por cada 100.000 habitantes-, 3.488 tuvieron lugar en el Área Metropolitana de Caracas (AMC), donde el índice es muy superior, de 108 por cada 100.000, según las cifras del Observatorio, que reúne a las autoridades metropolitanas y a asociaciones civiles.
El 93% de las víctimas registradas en 2011 en el AMC eran varones de entre 15 y 24 años y la inmensa mayoría murió a consecuencia de los disparos de un arma de fuego, con el robo como principal móvil (23%), seguido del ajuste de cuentas (9,3%).
El gobierno venezolano no ha ofrecido cifras de homicidios en 2011 aunque ha admitido que a nivel nacional no se logró reducir el número de 14.000 registrado en 2010.
Por su parte, el «Estudio Global sobre el Homicidio» publicado en octubre por la ONU situó a Venezuela como el país sudamericano con el índice más alto y el cuarto de América, por detrás de Honduras, El Salvador y Jamaica.
En cuanto a los secuestros, cifras extraoficiales atribuidas a la policía científica dan cuenta de que en 2011 se denunciaron 1.150 casos en el país, a razón de tres diarios, que generalmente se resuelven mediante el pago de un rescate.
«Eso sitúa a Venezuela como el octavo país con más secuestros del mundo», aseguró durante la presentación del informe del Observatorio el criminólogo Fermín Mármol.
Por otro lado, 560 reos murieron asesinados y 1.457 resultaron heridos en 2011, «las cifras más altas en toda la historia de Venezuela», indicó por su parte Carlos Nieto, director de la ONG Una Ventana a la Libertad, que promueve la mejora de la situación carcelaria.
El hacinamiento -que se sitúa en 350%, con una población carcelaria de 47.500 reclusos pero sólo 14.500 plazas-, el ingreso continuo de armas y la ausencia de actividades ocupacionales representan el caldo de cultivo para la violencia en las cárceles e impiden la rehabilitación de los reos, según Nieto.
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