Lo que hoy se conoce como Fondo Chino comenzó, en el año 2000, como un programa de cooperación y préstamos de la República China con Venezuela.
Dentro de ese marco legal, expone el profesor Pedro Pablo Alcántara, dirigente nacional de Un Nuevo Tiempo, figuraron la rehabilitación del tramo ferrocarrilero Barquisimeto-Yaritagua-Puerto Cabello y la construcción de 500 casas en las parroquias El Cují y Tamaca, del municipio Iribarren, del estado Lara.
Y llegaron los asiáticos
Naturalmente, vinieron a nuestra entidad los chinos que se habían comprometido, según el convenio de su gobierno, a aplicar tecnología en la construcción de los inmuebles, que serían levantadas, unas en Sabana Grande y otras a la entrada de El Romeral.
Pero, no fue construida ni siquiera la casa modelo, porque los chinos alegaron que no era rentable el negocio, agarraron sus maletas y volvieron a su país.
Pero, lo más grave es que el Estado venezolano sufrió una pérdida económica, ya que debió pagar una multa, tal como estipulaba el convenio, porque no se dieron las condiciones del negocio.
En cuanto al ferrocarril. todos sabemos, la empresa que recibió la responsabilidad de llevar a cabo las labores fue la Yekuang, que por supuesto, pertenecía al gobierno de China.
Que sepamos, el dinero se ha destinado a una vía que podría ser una miniatura para la gigante nación china, al parecer las dificultades han surgido porque no se ha aplicado la tecnología indicada y todavía no han terminado los trabajos de rehabilitación y, si las matemáticas no fallan, han transcurrido diez años.
Conversación con el embajador
En ese entonces, Alcántara era diputado de la Asamblea Nacional y ejercía la función de vice-presidente del grupo de amistad parlamentaria con China y el presidente de esta agrupación estaba en poder de Leopoldo Puchi.
Una vez que llegó al seno de la Asamblea Nacional el texto del convenio, dice, nos alarmó su contenido, porque contenía cláusulas que consideramos lesivas a los intereses del país, ya que se establecían multas en dólares estadounidenses para todos aquellos incumplimientos que pudieran provenir por parte de Venezuela.
Tomando en consideración la vulnerabilidad del Instituto Nacional de Ferrocarriles porque podía ser objeto de sanciones, como en efecto ocurrió después, en mi condición de diputado con la representación del estado Lara, solicité y logré una entrevista con el embajador chino y le expuse todas nuestras observaciones.
El diplomático dijo que debían ser garantizados sus recursos porque no confiaba en la gerencia venezolana, expresó Alcántara. Advertimos de lo peligroso que era el convenio pero, en lugar de analizarlo, se dejó pasar.
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