Pedro José Lucena Martínez, terminó su guardia como vigilante la mañana de ayer, se fue hasta su casa a cuidar a sus hijos, mientras su esposa custodiaba un terreno, para el cual se irían porque no soportaban la delincuencia en Las Sábilas. El hombre de 28 años de edad, tenía la esperanza de que la situación de inseguridad se resolviera, pero cinco hombres acabaron con esas ilusiones, cuando delante de su pequeña hija de 5 años, le arrebataron la vida de un solo disparo.
Lucena Martínez, llegó en horas de la mañana de ayer a la calle 4 de la manzana D, de Las Sábilas, lugar en donde habitaba desde hace seis años con sus dos hijos, un varón de siete años y una hembrita de 5 años; además de su esposa y su hijo de 14 años de edad. Su compañera sentimental salió del hogar y se fue a cuidar unos terrenos a los cuales aspiraban a mudarse, pues temían por sus vidas, ya que la inseguridad ha arropado Las Sábilas.
El vigilante comenzó a lavar la ropa e iba a montar unas caraotas para almorzar, pero le faltaban los aliños y salió junto a su pequeña hija de 5 años, para una bodega que está ubicada en la manzana C.
Comentaron algunas personas que no quisieron identificarse por temor, que el vigilante caminaba con su pequeña por la manzana C, cuando de una de las veredas salieron cinco sujetos armados. Lucena Martínez le observó el revólver a uno de ellos y abrazó fuerte a su hija. La niña, temerosa, pero en medio de su inocencia, se soltó de su padre y corrió. Posteriormente él mismo la alentó para que siguiera escapando.
A continuación, uno de los delincuentes se acercó y le dio un solo disparo en la región auricular izquierda. El cuerpo del cuidador se desplomó en la acera y su muerte fue casi instantánea.
Una vez cumplido su cometido los delincuentes escaparon y las calles del sector quedaron desoladas. Aparte de los funcionarios policiales que custodiaban la escena del crimen, en el lugar se encontraba la señora Norkis Martínez, quien, con lágrimas en su rostro, observaba y a la vez tapaba con una sabana el cuerpo del tercero de sus seis hijos, que yacía sin vida boca abajo.
Gran temor
Mientras funcionarios del Grupo de Trabajo Contra Homicidios del Cicpc hacían la inspección del crimen y el levantamiento del cadáver, muchos de los habitantes de la zona pasaban sin mirar, otros continuaban con su rutina como si nada estuviese ocurriendo, pues dicen estar acostumbrados a esa situación. Una dama manifestó que nadie podía hablar, pues una bombona de gas valía más que la vida de una persona. Pensaron que con la toma de la Guardia Nacional la calma volvería a Las Sábilas, pero aseguraron que aquella tranquilidad sólo se respiró las primeras semanas, pues la zozobra de no saber en qué momento serán víctimas de la delincuencia, volvió a cada uno de sus hogares.
Investigan
Funcionarios del Cicpc comienzan las averiguaciones del caso y por la forma como se dio el homicidio, están manejando una venganza, aunque no descartan otro tipo de hipótesis. La víctima fatal tenía dos registros policiales por los delitos de robo. Por su última detención, en el mes de octubre del 2009, fue penado a cuatro años de presidio, tras admitir los hechos.
Foto: Ángel Zambrano