El Gobierno nacional le roba, le escamotea y le sustrae el agua a los habitantes del municipio Palavecino.
Así lo manifestó el profesor Freddy Pérez, en representación del Comando Tricolor municipal, en un encuentro con los medios de comunicación.
Denunció que en el municipio se agudiza la crisis del servicio de agua potable con un déficit de unos 250 litros por segundo, por cuanto el Gobierno nacional, a través del Instituto Nacional de Tierras, no le permite a Hidrolara perforar nuevos pozos ni reactivar los que ya existen.
-Mientras la dramática situación se acentúa cada día más, el INTI, por medio del Instituto Nacional de Desarrollo Rural y la Corporación Venezolana de Alimentos (CVAL), ha perforado dos pozos profundos para regar las matas ornamentales del Parque Agroecológico situado en los límites de la Avenida Ribereña, apuntó el dirigente político.
Ni una gota para el pueblo
Indicó que también está proyectada la perforación de dos pozos nuevos, con una producción cada uno de 300 litros de agua por segundo, con una inversión de cinco mil bolívares, para mantener una laguna artificial de casi dos hectáreas que generará unos 16 mil metros cúbicos de suelo que estará situada entre la Coca Cola y el río Turbio.
Remarcó que la laguna se diseñará para la práctica de canotaje con permiso del Ministerio del Ambiente. “Aclaramos, no estamos en contra de ese deporte, sino que mientras se perforan dos pozos más, en el municipio se agudiza la escasez del líquido”.
-El problema es que ninguno de estos cuatro pozos, que ostentan muy buena producción de agua, aportarán una sola gota para el sistema de Palavecino, enfatizó.
Sostuvo que la posición del Gobierno nacional es criminal, al someter a los residentes del municipio a un racionamiento de agua al tiempo que se malgastan miles de millones de litros de agua en el riego de plantas ornamentales y próximamente en el mantenimiento y llenado de una laguna para prácticas deportivas.
Destacó que el Comando Tricolor rechaza rotundamente estas acciones del Gobierno nacional.
Texto y fotos: Luis Alberto Perozo Padua