Apoteósica Sinfonía de los mil Con Dudamel por la paz

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En esta oportunidad, a las afueras de la sala, no estaban revendiendo entradas como en conciertos anteriores, todo lo contrario, con urgencia vociferaban «compro entradas para el concierto, al precio que sea», decía una de las personas a los alrededores del recinto. Y es que nadie quería perderse el último concierto, donde 1400 intérpretes estarían en escena.
Éxito total
La ejecución fue magistral. La Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela y la Filarmónica de Los Ángeles trabajaron en conjunto para hacer un ciclo histórico, que no sólo conmocionó a Caracas, sino que fue toda una noticia en Los Ángeles.
Cabe resaltar que no hay registros de que la Octava Sinfonía de Mahler se haya hecho con tal cantidad de músicos. Los acompañaron las majestuosas voces del Coro Sinfónico Juvenil Simón Bolívar, la Schola Cantorum de Venezuela, los Niños Cantores de Venezuela y ocho solistas invitados, todos bajo la dirección del maestro Gustavo Dudamel, quien el pasado domingo se hizo acreedor de un Grammy a la Mejor Interpretación Orquestal.
El escenario era imponente. Al comenzar la pieza – con la entrada del afamado director barquisimetano – el público quedó inmutable. Las notas se pasearon desde lo más sublime, y tristeza profunda, hasta la alegría extrema que cautivó a los asistentes.
El Sistema Nacional de Coros estuvo bajo la directora Lourdes Sánchez y el director musical del montaje coral fue de Manuel López. Las sopranos que se lucieron fueron Manuela Uhl, Julianna Di Giacomo y Kiera Duffy, esta última salió a un costado de la sala para imponerse con su presencia y melodiosa voz; se le sumaron la mezzo-soprano Anna Larsson y la contralto Charlotte Hellekant.
Con contundentes registros vocales en el proscenio destacaron el tenor Burkhard Fritz, el barítono Brian Mulligan y el bajo Alexander Vinogradov, quienes unieron sus virtudes musicales junto a los músicos venezolanos y estadounidenses, que desde el pasado mes están interpretando las 10 sinfonías de Gustav Mahler, primero en Los Ángeles y ahora en Caracas.
La estampa visual era abrumadora. Eran 1207 coralistas que se unieron a 99 músicos de la Sinfónica Simón Bolívar y 91 de la Filarmónica de Los Ángeles. El público hipnotizado leería en una de las estrofas: «Lo eterno nos llevará al cielo», y así nos hicieron sentir estos prodigios de la música, en la cúspide con su perfecta ejecución.
Por un instante sonó un celular. El director hizo un gesto como de voltear, pero no perdió su concentración y continuó con su impecable dirección, la cual tenía a todos atónitos. Eran acordes melodiosos que provenían de la fuerza y pasión de la batuta del barquisimetano, quien mueve sus brazos con ímpetu y con emoción hace volar su ensortijado cabello.
Al terminar, la ovación estremeció la sala, fueron más de 10 minutos donde los aplausos protagonizaron el momento. Y Dudamel, siempre entre sus músicos, se regocijó de su trabajo. No dejó de presentar a cada uno de ellos, quienes son su orgullo e inspiración.
El Proyecto Mahler incluyó a las dos orquestas que dirige Dudamel, la Filarmónica de Los Angeles y la Sinfónica Simón Bolívar. Comenzó el 4 de febrero en esa ciudad estadounidense y concluyó en Caracas con una deslumbrante ejecución de la Octava Sinfonía, conocida como Sinfonía de los mil.

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