Alyssa Bustamante miró hacia abajo, y su cabello castaño y largo le cubrió sus ojos de adolescente, mientras una jueza le leía los cargos que se le imputaban: homicidio y actos criminales con un arma, por estrangular, herir y apuñalar a su vecina de 9 años.
Durante más de dos años después de que se le detuvo cuando cursaba el segundo grado de la secundaria, Bustamante había guardado silencio en público sobre el crimen. Un agente testificó que la joven confesó haber perpetrado el asesinato porque “quería saber lo que se sentía” matar a alguien.
El martes le llegó el turno de hablar a Bustamante.
“Describa lo que hizo”, le ordenó una jueza a Bustamante, mientras la joven se declaraba culpable de homicidio en segundo grado por matar a Elizabeth Olten.
“La estrangulé y la apuñalé en el pecho”, respondió Bustamante, de 17 años, con voz clara y mirando directamente a la jueza.
“¿La degolló también?”, volvió a preguntar la jueza.
“Sí”, contestó Bustamante.
La joven usó sus manos para estrangular a la niña, y se valió de un cuchillo para perpetrar el resto del ataque.
Sentada a unos metros de distancia, en la primera fila de la corte repleta, la madre de la víctima suspiró y se enjugó las lágrimas. Estaba disgustada, frustrada y apesadumbrada.
Bustamante había sido acusada de homicidio en primer grado. Al declararse culpable de un cargo menor evitó el juicio y la posibilidad de pasar el resto de su vida en una prisión para adultos sin posibilidad alguna de obtener la libertad.
La jueza de circuito del condado de Cole, Patricia Joyce, decidirá después de que se dicte la sentencia, el 6 de febrero, cuánto tiempo debería permanecer encerrada Bustamante. Su sentencia iría de los 10 años a cadena perpetua, con posibilidad de obtener la libertad condicional luego de 25 años.
La madre de Elizabeth, Patty Preiss, usó una camiseta morada con una foto de su hija y el lema: “Justicia para Elizabeth”. Se marchó de la corte con varios familiares y amigos que llevaban la misma prenda, y ninguno habló con la prensa.
Bustamante mató a Elizabeth el 21 de octubre del 2009 y, después de dos días en los que cientos de personas buscaron a la niña, la asesina llevó a la policía hasta el cadáver de la víctima, oculto en un bosque cercano a su vecindario en St. Martins, una comunidad rural al poniente de Jefferson City.