«Cárcel o Infierno»: la vida en una prisión venezolana llevada a animación (video)

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Los motines que bañan de sangre los penales venezolanos, las armas en poder de los reos o la insalubridad son mostrados por el ex presidiario Luidig Ochoa en su serie animada «Cárcel o Infierno», un inédito testimonio que se está ganando una gran popularidad en la red.

«Lo que mis ojos vieron es lo que yo más reflejo, las cucarachas, las moscas, no pongo el olor porque no puedo (…) Hay experiencias de muchos amigos míos que estuvieron presos, amigos que murieron en la prisión», dice Ochoa a la AFP para describir el contenido de la serie, que difunde por YouTube.

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«En la prisión todos pasamos lo mismo, el mismo sufrimiento. Es lo mismo el que tiene real (dinero) al que es muy pobrecito. Como quien dice: en el infierno cabemos todos», comenta Ochoa, de 32 años y quien estuvo preso de 2000 a 2005, en un país donde mueren 500 presos al año y la información oficial sobre las prisiones escasea.

Él mismo, con su apodo ‘Cara’e muerto’ -que debe a sus prominentes ojeras-, es uno de los personajes de esta violenta serie, y además dice que otro de los protagonistas, ‘El taxista’ -que llega a la cárcel accidentalmente-, se parece mucho a su hermano asesinado.

‘El taxista’ encarna el miedo y la impotencia que se vive en la prisión, mientras que ‘Cara’e muerto’ se presenta como todo un profesional del crimen, siempre con su arma en mano y tomando decisiones dentro de la cárcel.

Así, mientras uno se resguarda de las balas durante un enfrentamiento entre bandas rivales -similar al que hace unos diez días dejó 25 muertos y 43 heridos en la prisión de Yare I, ubicada en las cercanías de Caracas-, el otro protagoniza varias reyertas en la cárcel.

«Si yo era mala conducta, salí el triple de mala conducta», dice Ochoa, confesando que tras cinco años preso salió en libertad y volvió a delinquir.

«Eso fue tropieza y tropieza, y me siguieron dando tiros en la calle, y volví a caer preso, pero no tanto tiempo», cuenta el joven, que ha recibido tres balazos en la cara y una decena más en todo el cuerpo.

«Pero llega un momento en el que uno dice ‘ya basta’: me mataron a mi hermano, que eso fue algo que me batuqueó (estremeció), el sufrimiento de mi mamá, también», agrega Ochoa, que revela que él involucró a su hermano -un año menor- en el mundo de la violencia.

Del dibujo a la animación 

Para alejarse de las «malas influencias» de su natal Estado Aragua (norte), se fue a Caracas a buscar trabajo como diseñador. Pero antes hizo un «curso básico» de diseño gráfico y aprendió algo de animación «viendo tutoriales en Internet».

«A mí desde chamito (niño) me gustó el dibujo, dibujaba pero mis papás no me paraban (hacían caso). En la prisión a veces dibujaba a las esposas de mis compañeros y cobraba por eso», cuenta.
A finales de 2011, creó «Cárcel o Infierno» como un «entretenimiento» para mostrar a sus amigos y familiares «cómo se vive allá adentro».

No estaba previsto que se convirtiera en serie, pero un par de meses después de subir el primer capítulo en YouTube, los seguidores comenzaron a pedir el segundo episodio.

«Para el quinto capítulo se nos había escapado de las manos», cuenta Ochoa, que produce él mismo la serie con la ayuda de amigos que hacen las voces de los personajes, y -más recientemente- hasta con una canción creada especialmente para «Cárcel o infierno» por artistas locales.

‘Ya tengo mucho tiempo aquí / y los días se me hacen más eternos / no sé dónde estoy viviendo / háblenme claro / es la cárcel o el infierno’, suena -a ritmo de hip-hop- en la presentación de los últimos cuatro capítulos de la serie, que ya cuenta con siete entregas.
«Quiero hacer muchos capítulos más. Denunciar también el retardo procesal, el hacinamiento», dice Ochoa, que llegó a prisión acusado de «lesiones graves», pero fue liberado la primera vez que le recibieron en tribunales -5 años después- «por falta de pruebas».

Según el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), además de la violencia que en el último año dejó más de 500 reos muertos y otros 1.200 heridos, el hacinamiento es otro gran problema de las cárceles del país, hechas para 14.000 presos pero donde conviven casi 50.000.

«Mi público meta son los chamitos, que vean lo que se vive en la prisión y el dolor de la familia», explica Ochoa.
«Si multiplicas por cien lo que pasa en la serie, te puedes acercar a lo que es estar en una cárcel», asegura Ochoa, advirtiendo que hay «muchas cosas que no se pueden contar», como cuáles son los negocios de los pranes (líderes de los reos) en la prisión o cómo llegan las armas a manos de los presos.

Aquí 2 de los 7 videos disponibles en youtube

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