“Nosotros estamos armados. Si quieren entrar con violencia nosotros responderemos de la misma manera, pero no queremos más muertos, queremos diálogo. Estamos claros que la situación del país está bastante fuerte para que el Gobierno nos esté manteniendo. Los familiares pueden asumir nuestra comida; estamos cansados de pasar tanta hambre”, indicó un interno del centro penitenciario David Viloria, mejor conocido como Uribana, vía telefónica a reporteros de EL IMPULSO.
Informa que son 18 los funcionarios dependientes del Ministerio de Servicios Penitenciario a quienes mantienen secuestrados.
“Nuestras vidas son las de ellos. Nos quieren intercambiar, y si a ellos los ayudan a nosotros también”, dice una de las damas que se encuentra dentro del penal. Con su voz entrecortada a través de la línea telefónica señaló que son siete mujeres, todas madres. Dicen temer por sus vidas, y piden que cedan a las peticiones.
La “social” afirma que los internos están armados. Señala que tienen granadas, armas largas y hasta C4. Al fondo se escuchaba a los reos indicándole qué deben decir.
Manifiesta que les han resguardado su integridad física. Indica que entre las peticiones de los reos figura la comida. Están “cansados”, aducen, de que les den “puro arroz y a veces con gusano”. Exigen que les respeten los derechos humanos, quieren traslados de reos voluntarios a sus penales de origen. Además demandan que los privados de libertad que se encuentran en las distintas comisarías de la región sean trasladados allí, y que les conceda visitas semanales. A sus peticiones añaden que los guardias nacionales sean retirados de las 16 garitas que tiene el penal. Aseguran que en cada una están más de cuatro funcionarios.
Las llamadas telefónicas provienen de múltiples números, algunos hasta de teléfonos inteligentes que fueron usados por los reclusos para dar fe de vida de las funcionarias y enviaron fotos a los medios de comunicación. Entre ellas se observa a tres funcionarios comiendo arepa. En otra imagen están tres mujeres. Se observa a un reo con una granada en la mano mientras otro apunta a la dama con una escopeta larga. A un lado dos custodios aparecen vendados y esposados.
Relataron que estaban en “la pista” y así lo respaldaron las imágenes enviadas por los internos. A la misma vez que explicaron que mantienen a estos cinco funcionarios en ese lugar, precisamente en la línea de fuego para impedir que los guardias disparen contra ellos; el resto de los rehenes los tienen resguardados. De igual forma contaron que todos los sectores están unidos, pero al menos un grupo de 300 privados están con ellos.
En horas de mediodía de ayer al menos 30 internos, algunos con uniforme azul, otros con amarillo, se montaron en uno de los techos del penal con pancarta en mano: pedían respeto a los derechos humanos, traslado de comisarías, visita y diálogo.
Hablan de Tocuyito
A través de una fuente ligada a los funcionarios del David Viloria se conoció que Richardi, el pran de Tocuyito, se había comunicado con personal del Servicio Penitenciario para mediar en la situación. Exigía el traslado de su compañero de celda, a quien llaman “Causa”. Actualmente se encuentra en Uribana y en un principio se dispuso autobuses para llevar a los reos hacia Tocuyito, Tocorón y San Juan, todos penales abiertos, pero tal medida no se consumó.
Desde Uribana los presos se comenzaron a comunicar con internos que están en las distintas comisarías y les pidieron su apoyo. El llamado fue efectivo: más de 160 reos iniciaron huelga de sangre. Desde la comandancia general reportaron 70 lesionados, aunque a la emergencia del Hospital fueron trasladados 39 heridos.
Culpan al director
Uno de los privados de libertad cuenta que todo se inició cuando Oscar Briceño, director del David Viloria, entró al penal con la intención de hacer una revisión y al ingresar al módulo tres de forma repentina sacó su arma y supuestamente acabó con la vida de Alirio Antonio Pérez Pinto. La víctima, según esa versión, tenía un disparo en el pecho.
Relatan los internos que en ese momento ellos sacaron de su escondite las granadas que tenían y lanzaron una hacia el módulo 3, lo cual dio pie al motín, que posteriormente dejaría sin vida a Eliseo Ramón Apóstol Rodríguez, quien falleció por la onda expansiva de la granada; y Richard Alexander Giménez Rojas, con un disparo en el lado derecho del glúteo.
Además resultaron heridos 13 internos y ocho custodios, a causa de las esquirlas. Además, 18 funcionarios fueron secuestrados.
La familia apoya
Los familiares de los reos de Uribana, en su mayoría mujeres, se encuentran en las afueras del penal. Están a más de un kilómetro de distancia, en donde las retiene un piquete de la Guardia Nacional. Desde el jueves, cuando comenzó el secuestro, se mantienen todas en el lugar. Duermen entre los matorrales y las zanjas de la calle, cuidándose una con la otra.
Aseguran que no se moverán hasta que la situación termine, porque de hacerlo les pueden masacrar a sus esposos e hijos.