El sueldo del conserje, el costo de la vigilancia, el total de los servicios, la jardinería y cualquier “gasto improvisto” es solo parte de lo que deben cancelar mensualmente las personas que habitan en complejos urbanísticos o edificios.
Los precios difícilmente se mantienen, por el contrario, los usuarios deben adaptarse a los constantes cambios que se realizan en cada factura; puesto que, para nadie es un secreto la creciente inflación, por lo que al tratarse de diversos servicios, no es fácil de mantenerse y lograr cubrir el costo que se expresa en la factura.
Según los conjuntos residenciales visitados, el estimado mensual sobrepasa los 80 mil bolívares. Los servicios de vigilancia, mantenimiento de áreas verdes y agua representan gran parte de los gastos; no obstante si llega a generarse algún daño en el urbanismo o edificación, que amerite un pago elevado, este puede superar el monto total de todos los demás.
Esto ha sido algo común, especialmente en quienes habitan en edificios debido a que los daños de los ascensores pueden generarse constantemente. La reparación de los mismos no es económica, según indicaron los mismos usuarios; aproximadamente un millón de bolívares o más puede destinarse a la compra de piezas dañadas y reparación del importante equipo, cifra que a pesar de dividirse entre todos los ocupantes, igual implica un impacto económico inesperado.
“Uno no puede estar pensando en qué cosas se van a dañar y qué no. Se arma el presupuesto agregándole un poco más a lo que se pagó el mes anterior, pero si se daña algo puede ser mucha la diferencia”, expuso Leila Andrade, habitante del este de la ciudad.
Además de reparaciones de último momento, el pago de sueldo a vigilantes también tiene un impacto importante. “Cada vez que hay un incremento de sueldo sabemos que el recibo llegará más caro, es difícil porque llega a ser representar hasta el 50% del sueldo si uno gana salario mínimo.
En comparación al año pasado el aumento en el pago es superior del 100% asimismo se toma en cuenta que muchos de los dueños de apartamentos o casas ya no viven en el país, lo que pone en aprietos a quienes deben asumir los gastos, especialmente si se trata de salarios.
“Uno paga agua, pero muchas veces aquí no llega con regularidad, aun así es una de las cosas más caras y no se entiende”, expuso Pastor Rodríguez, quien vive en Cabudare.
Para muchos recibir la factura del condominio resulta un dolor de cabeza, debido a que no les resulta fácil destinar gran parte de sus sueldos a una sola cosa.