La iglesia católica también está siendo afectada por la crisis que en todos los niveles, especialmente en el económico, ha invadido a Venezuela, pues dos artículos indispensables para los oficios religiosos como es el vino de consagrar y las hostias son difíciles de conseguir.
Con respecto al pan que se distribuye como señal de la comunión, desde hace algún tiempo en las iglesias se ha venido sintiendo su escasez, aunque desde la Curia se ha recurrido a alternativas para garantizar el suministro, aunque no en las cantidades deseadas.
La falta de harina de trigo, que es importada, impide la fabricación de las hostias, pero últimamente algunos sacerdotes de determinadas parroquias se las han ingeniado para garantizar su suministro y que, de esa manera, durante las misas no se detenga tan importante acto de fe católica.
Pero ahora, desde hace algunos meses, también la Curia ha visto reducidos los suministros de vino de consagración.
De acuerdo a informaciones extraoficiales, hasta hace algunos años, el vino llegaba del exterior, pero a raíz de los cambios en nuestra moneda, eso se hizo muy costoso y se debió recurrir al nacional.
En el caso de Lara, primero la Curia lo adquiría directamente de las bodegas Pomar, en Carora, pero luego la distribución la adquirió un departamento de Empresas Polar.
Como la Curia se encargaba de suministrar el vino a las diferentes parroquias, los pedidos alcanzaban a unas 60 cajas por tiempo determinado, pero hubo oportunidades en que apenas les llegaban 3, insuficientes para cubrir las necesidades, no sólo de Lara, pues también hacía ventas a Trujillo.
Actualmente una botella de vino para consagrar, que es diferente al de consumo ordinario, tiene un valor aproximado a los 130 mil bolívares, producto de los aumentos que ha venido experimentando desde hace algunos años.
“Pero las eucaristías, con la consagración como parte importante de la iglesia católica, no se detiene, pese a las dificultades”, afirmó un sacerdote que pidió el anonimato.