Hasta hace unos cinco años tener un vehículo era toda una sensación. Un lujo. La economía venezolana para ese momento permitía al propietario de un automóvil adquirir en el mercado el lubricante apropiado para su máquina y el filtro requerido para el cambio de aceite, necesario para prolongar la vida del motor.
En este aspecto quedaba a la elección del conductor realizar el cambio él mismo o llevarlo a un centro dedicado a esta labor, donde le vendían el combo completo, aceite, filtro y le incluían la mano de obra, mientras leía periódicos en un área con aire acondicionado donde mayormente estaba un televisor encendido, hasta que le terminaran el servicio. ¡Qué placer!
No representaba ningún dolor de cabeza cumplir regularmente con este compromiso cada tres meses, desde el último cambio anterior, tiempo cuando en promedio alcanzaba el carro 50 mil kilómetros de recorrido o de acuerdo a las especificaciones del automóvil el motor necesitaba aceite nuevo, porque en cualquier establecimiento del país se conseguía variedad de marcas de lubricantes a precios asequibles.
Los cauchos, esenciales para echarlo a rodar sobre cualquier carretera o camino del país, tampoco era problema cuando se desgastaban por el tiempo de vida útil. Estaban en el mercado al alcance del bolsillo de la mayoría y en diversas marcas, cada quien escogía el modelo de su preferencia o el que se ajustara a su presupuesto.
La capacidad adquisitiva del propietario del vehículo fue superada por el elevado costo que representa el mantenimiento general del su máquina
Las partes automotor, mayormente importadas, como los componentes del tren delantero, motor, caja, transmisión competían entre los de su misma especie por su abundancia en los estantes de los locales dedicados a la venta de repuestos en Venezuela, y lo mejor fue que quien los necesitaba para su carro disponía del dinero en efectivo para adquirirlos, dado los precios acordes a los sueldos. Definitivamente todo estaba barato.
Lo que sí es una realidad a la fecha es que ni por la mente se asoma preocupación alguna para equipar gasolina, por lo económica que ha sido hasta ahora, en correspondencia con el actual sueldo, pese a que el Gobierno hizo un pequeño incremento en su precio que no impactó negativamente en la economía del conductor.
Basta con disponer de efectivo, llegar a una estación de servicio e indicar al bombero el llenado del tanque.
Aunque muy pocos, todavía quedan personas de la clase social media que poseen dos vehículos en sus hogares, pero a duras penas pueden mantenerlos en buenas condiciones porque cada día son víctimas de la descapitalización a raíz de este sistema, en virtud de la abrupta subida de precios que devalúan aceleradamente la moneda de circulación nacional.
Presupuesto para poder circular en las carreteras
A la fecha, es millonario el presupuesto que se debe asignar al mantenimiento de un carro, en medio de una economía donde el dinero no cubre los costos en el mercado de cauchos, aceites, baterías y diversas piezas.
Alrededor de 30 millones de bolívares es el precio promedio de cuatro cauchos rin 13, y unos 50 millones de bolívares 4 cauchos rin 14, de conseguirse a precios regulados en caucheras establecidas legalmente.
Para un cambio de aceite la inversión es de 4 millones de bolívares, solo en aceite para vehículos modelos anteriores a 2010, y 6 millones de bolívares para vehículos de 2010 en adelante. En este precio no se incluye el costo del filtro y la mano de obra por el servicio, las cuales varían.
Por llevar a cabo la alineación y balanceo de los cauchos del carro, el propietario puede llegar a cancelar en los talleres que prestan esta labor más de 500 mil bolívares.
Para que un vehículo pueda circular sin mayores problemas fuera y dentro de la ciudad, requiere de inversión
En todos estos costos se está dejando por fuera el precio de la batería que ronda los 5 millones de bolívares, las piezas del tren delantero (terminales, rótulas, muñón, amortiguadores, aspirales), así como los componentes eléctricos y sensores.
Particularmente, al fallar la batería en el vehículo, el estado de tensión del chofer empieza a subir.
Lo justifica el hecho de que para vender las nuevas, los comerciantes exigen que la batería vieja se quede en el local como parte de un intercambio; de lo contrario, el dueño del vehículo tiene que pagar un cargo adicional por llevársela. Cosa que no ocurría en el pasado porque los acumuladores se encontraban en cualquier lugar sin necesidad de llevar la usada.
Razón de sobra tiene el dueño de un auto de dejarlo estacionado en casa y abordar un autobús, porque el sueldo que devenga no se compara y nivela jamás con los actuales costos de los repuestos antes mencionados, que hasta hace una década podía comprar con su salario, que era inferior al de hoy.
Solo para emergencias se puede utilizar el carro
Ante este nuevo esquema, la mayoría de conductores ha optado dejar guardados los carros en sus hogares o estacionamientos privados y usarlos únicamente en estrictas emergencias, ahorrándose de esta manera dinero que invierten en alimentos y otras necesidades de alta prioridad para la familia.
La ironía de la situación económica actual del país es que siendo propietario de un vehículo la crisis te obliga a recurrir al transporte público de pasajeros y abordar una unidad para trasladarte a un sitio determinado, pero ya no con la independencia de manejar tu carro, decidir tu ruta previamente escogida y hasta la hora de llegada al destino, sino bajo la dependencia del transportista que conduce la buseta, resultando finalmente incómodo para el que no está acostumbrado a estos cambios por necesidad de ahorrar.
Venderlo para invertir o salir del país
Muchos han optado por vender el carro, desprenderse de la responsabilidad de mantenerlos al día, y evitar el desembolso de millones de bolívares no disponibles en sus cuentas de ahorro o corrientes para mantenerlos adecuadamente, como lo pudieron hacer en períodos pasados.
El tema de la inflación y devaluación del bolívar ha sido de tales proporciones en Venezuela que nadie se imaginó hasta ahora que un bien en este país se lograría vender en dólares, moneda norteamericana que solamente ingresa a la Nación por concepto de la venta del petróleo.
No obstante, el mercado de venta de vehículos usados en este país se cotiza en dólares amortiguar el impacto inflacionario en virtud del valor real frente al bolívar que tiene dicha moneda norteamericana.
Los dólares por la venta de ese bien mueble lo utilizan quienes los reciben para una inversión de negocios a razón de multiplicarlos en ganancias.
Se produjo más de 7 millones de litros PDV en 2004
En el portal digital de Pdvsa se contabiliza la producción de 7.1 millones de litros de lubricantes de la marca PDV, para el año 2004, el promedio más alto en los últimos tres años y que en buena medida responde a una recuperación tanto en el sector transporte como en el sector industrial del país. (Sólo se observó en dicha página el registro de ese año)
Refiere el portal web que la Planta de Lubricantes Terminados Cardón de Petróleos de Venezuela, S.A. (Pdvsa) fue inaugurada en octubre de 1982, y fue diseñada para preparar, envasar y despachar una amplia variedad de aceites y bases lubricantes, en botellas, galones, pailas, tambores y cisternas, a fin de abastecer el mercado nacional como el internacional.
Indica que posee una capacidad instalada de 200 mil toneladas anuales de lubricantes en las siguientes presentaciones:
- Cajas de 24 latas de litro
- Pailas de 19 litros
- Tambores de 208 litros
- Despachos a granel
La planta se encuentra ubicada en las instalaciones del Centro de Refinación Paraguaná, en el estado Falcón.
Los aceites han escaseado y aumentado de precio en el mercado Venezolano
No obstante, una de las causas de la escasez ha sido que Pdvsa ha disminuido sus compras externas de aditivos y bases minerales para surtir a los productores de lubricantes del mercado interno venezolano. En 2016 las ventas bajaron 40 %.
En 2015 Pdvsa producía 14.000 barriles diarios de lubricante para surtir la demanda, pero en 2016 bajó a 10.000 barriles diarios, debido a que no pudo adquirir suficientes insumos. Esa merma se reflejó en las ventas internas, que pasaron de 5000 barriles diarios en 2015 a 3000 en 2016.
Igualmente, la merma del aceite automotriz cayó más de 80% cuando se paralizaron cinco líneas de seis en la estatizada PdvsaVassa, conocida antes de pasar a manos del Gobierno como Venoco, ubicada en Guacara, estado Carabobo.
Este nivel de manufactura de 16,7% explica la desaparición en los anaqueles del aceite que aún lleva la marca Venoco, en todas sus presentaciones, sintético, semisintético y mineral.
A la empresa estaban ingresando apenas seis gandolas con materia prima a la semana, de 12 diarias que es la capacidad de procesamiento que tenía la firma de manera regular.
El llamado que hacen los conductores en Venezuela es que las autoridades gestionen la recuperación y manufactura de la empresa, ya que esta es una de las principales causas de que no consiga aceite automotor en el mercado nacional.