Venezuela, después de derrochar fútbol a borbotones en la fase de grupos, durante el choque de vida o muerte de octavos de final fue llevado por Japón a parcelas, franjas de angustia y sufrimiento, de las que finalmente salió 1-0 en tiempo de prórroga (minuto 108) cuando Yangel Herrera remató milimétrica y certeramente con testazo un tiro córner empujado por Ronaldo Lucena para avanzar inéditamente a cuartos de final en la Copa Mundo Sub20 que se disputa en territorio surcoreano.
La victoria, mínima, deja a los vinotinto instalados en una fase desconocida para todo el concierto nacional, hasta los momentos como octavos en el mundo y superar la actuación que el seleccionado de esa misma categoría había conseguido en el Mundial 2009 en Egipto con la oncena criolla encabezada en esa oportunidad por Salomón Rondón y el larense Francisco Flores, entre otros.
Debe ahora la Vinotinto esperar al vencedor entre Estados Unidos y Nueva Zelanda el próximo jueves para conocer su rival en la siguiente fase y luego ver acción el domingo 4 de junio desde las 2 de la mañana.
La derrota de los nipones deja al Mundial de Corea del Sur sin representantes asiáticos, porque en la otra confrontación del día, Portugal, que vuelve a ejercer el papel de aguafiestas apartó a los anfitriones al vencerlos 1-3.
Desmontaje propio
Los conducidos por Rafael Dudamel, desde el minuto diez, luego de haber sido los primeros en llevar peligro al arco rival, habían sido dominados por los nipones, quienes, de una forma estratégica, planificada y organizada por el técnico Atsushi Uchiyama, tomaron posesión de la esférica para estrellar un par de balones en el travesaño, más otros momentos de grueso peligro que los llevó a casi lamer la gloria.
Dudamel, en la rueda de prensa previa al choque señaló acertadamente que Japón practicaba un fútbol mecanizado, pero en el desarrollo del compromiso, en el intento de diluir esa estructura, ese fuerte andamiaje, se olvidó por completo del fútbol que había jugado en los tres choques anteriores, en los que, salvo con México lució muy superior y dominante, características reflejadas en los triunfos y los goles, a granel, al juzgar frente a otros rivales.
Las líneas criollas nunca se juntaron salvo durante unos pasajes en la fracción 65 y luego en la parte final de la prórroga, cuando más por empuje, afán y la grandeza de trascender, asediaron el arco nipón hasta vencerlo con el cabezazo de Herrera.
Adalberto Peñaranda, una de las figuras criollas estuvo desatinado, en exceso individualista, amen de la falta de condición física que lo llevara a pisar con mayor peso el área rival.
Virtud japonesa
Venezuela, después de caminar durante todo el encuentro por la cornisa, salvó los muebles al final con la victoria, aunque, de cara al futuro, dejó dudas sobre su desempeño. También es justo reconocer que la planificación milimétrica por parte del rival, anuló por completo la conexión de sus líneas.
Veamos. Conocidas las habilidades de Adalberto Peñaranda, Sergio Córdova, Yeferson Soteldo y Yangel Herrera, corazón del ataque criollo, los japoneses se dedicaron a anularlos y por allí se diluyó el juego colectivo vinotinto y pasó a depender de los fogonazos individuales, también calibrados con férreas marcas. En sí, Japón tejió redes y atenazó virtudes.
Es decir, cada vez que uno de los cuatro criollos tomaba la esférica siempre, en asedio constante aparecían mínimo tres kamikaze. Primero lo hicieron con Córdova, al cual magullaron constantemente. La misma tarea con Peñaranda y Soteldo, mientras que un poco más adelante, después de hacerlos replegar a sus franjas, la tarea fue con Yangel Herrera, asfixiado en las salidas, salvo que, en una sola jugada, como suele pasar con los grandes, con gran salto cabeceó un tiro córner punteado por Ronaldo Lucena, quien lució como gran maestro en el cobro de los mismos, para ser en definitiva, en este partido, el arma más fuerte de los venezolanos.
