Aunque le significa un gran privilegio ser parte del único equipo que ha hecho campeón al estado Lara en el baloncesto de la Liga Especial y Liga Profesional (LPB), con las Panteras de Lara de 1983, a Giovanni Fraíno le encantaría que los Guaros de Lara de 2015 pudiesen ponerle fin a esa larga espera por un siguiente cetro nacional: “Ojalá se acabe ese maleficio de 32 años”, afirma a EL IMPULSO desde su hogar en El Manzano.
Fraíno, quien luego de su carrera como jugador activo ha disfrutado además de una muy productiva trayectoria como entrenador tanto a nivel de categorías formativas como en el alto rendimiento y el ámbito profesional, es uno de los pocos jugadores de aquellas Panteras que superaron 4-2 en la serie final a Gaiteros del Zulia, que aún residen en tierras larenses.
Así como a Guaros le representó un duro reto visitar Puerto La Cruz, Fraíno no olvida el agobiante calor de Maracaibo aquel domingo 19 de junio de 1983, cuando con la serie 2-2, dieron vuelta a un marcador adverso para ponerse 3-2 arriba en el Belisario Aponte y volver a casa tras imponerse 119-111 para coronarse, el martes 21, ante su público.
“Salieron los gringos y tuvimos que terminar el juego los criollos, Sam Shepherd, que jugaba como naturalizado por primera vez, Luis Jiménez, Freddy Moreno, Carlos Vargas y yo. Le ganamos a americanos que habían jugado en la NBA –como Bernard Toone- con aquella presión, algo que no se esperaba nadie en ese calor. Era como jugar ahora en la Caldera del Diablo”, recuerda Fraíno.
“Eran los tiempos en los que te podían pegar con una botella o una naranja o meterse a la cancha a encararte. Nosotros veníamos de perder la final de 1982 contra Guaiqueríes, había la molestia porque sabíamos que podíamos haberlo hecho mejor y por eso trabajamos juntos todo ese año”, puntualiza sobre las claves para el éxito.
“El ambiente era impresionante. Hasta en las prácticas previas en el Domo no había espacio para trabajar. Había gente en las escaleras, en el piso alrededor de la cancha y teníamos que pedirles que dejasen un metro hacia atrás de las líneas laterales y de fondo para poder jugar. Era un lleno total”, describe sobre cómo eran las cosas la noche en la que se definió el título en casa.
“Cuando ganamos eso fue como un tsunami, todo el público se lanzó a la cancha. Hubo una premiación, celebramos en el camerino, fuimos a comer, pero era todo muy diferente entonces. En cada época uno disfruta su momento. Cuando eso uno ganaba 500 bolívares con el dólar a 4,30”, comenta con seriedad.
Aunque no siempre pueda asistir al Domo, no le pierde la pista al juego con todo y sus ocupaciones. Considera que el actual Guaros enfrenta a “un rival que no es nada fácil, pero al que tampoco es imposible ganarle. Néstor Ché García es un técnico muy inteligente aunque es cierto que hace falta Heissler Guillent para darle más descanso a (Terrell) Holloway.