La simple presencia del equipo de reporteros de EL IMPULSO encendió las alarmas entre los vendedores de carne, quienes temen por la presencia de la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde), organismo que según se rumora realizará una supervisión en los próximos días con el fin de regular los precios.
“¿Cómo es eso de que están vendiendo el kilo de carne a 50 mil bolívares? ¿Eso no lo iban a regular?” expresó una usuaria quien se mostraba molesta por el monto que debía pagar.
La misma esperaba que los comercios ya estuvies en supervisados y así comprar a un monto que le produciría pérdida a los carniceros, según estos mismos han expresado.
La realidad del país impide que la colectividad considere alimentos proteicos a la hora de abastecerse, debido a que se hace insostenible; sin embargo aún las carnecerías muestran diferentes cortes para ofrecer al público, lo que dejaría de suceder en caso de que se lleve la fiscalización a cabo y el precio establecido sea de 22 mil bolívares.
Se trata de una cifra que no les resulta rentable, puesto que “nadie trabaja a pérdida”, lejos de verlo como una solución tanto clientes como vendedores lo ven como un ataque hacia los comerciantes, debido a que por experiencias pasadas saben que si se llega a fijar un costo, el mismo no cubrirá todos los gastos del negocio, por lo que la carne podría desaparecer.
“Al menos todavía hay para comprar”, expusieron los usuarios de un reconocido mercador popular. A pesar de lo difícil que resulta tener la capacidad económica para comprar el proteico, hay quienes hacen el sacrificio. “Compro medio kilo por semana.
Al mes gasto más de 100 mil bolívares”, aseguró Carmen de Peña quien indicó que en su caso el gasto no es tanto debido a que son solo dos personas, pero aun así intenta adquirir lo que rinda más.
Granos, pasta y sardinas son la solución para muchos, así como algunos vegetales que usan como fuente de proteína. Sin embargo genera preocupación que en caso de contar con el dinero para hacer alguna compra de este tipo, no se pueda hacer por no tener alguna oferta.
Como “algo absurdo” vieron los consumidores la medida que posiblemente sea llevada a cabo por el organismo gubernamental. Lejos de catalogarlo como una solución, consideran que la decisión podría generar mayor desabastecimiento, por lo que contrario a establecer un límite, sabiendo los costos que se manejan, debería ser el Estado quien invierta en la producción.