Grupos de barquisimetanos continúan en las calles. Integrantes de la llamada “resistencia” aseguran que “intensificarán su lucha y no abandonarán su puesto de batalla”.
A cuatro días se extiende el cierre de las vías en la avenida Hermann Garmendia, por parte de los vecinos de Las Trinitarias. El acceso está cerrado con piedras desde el cruce del centro comercial y a lo largo de un tramo que se extienda hacia el puente Guardagallo, hay varias guayas que impiden el paso de cualquier motorizado; y el resto de las barricadas fueron realizadas con troncos, árboles y basura.
Un grupo de al menos 20 jóvenes se mantiene, piedras en mano, con cascos, escudos de zinc y de plástico que evidentemente pertenecían a algún funcionario de la Policía Nacional Bolivariana; elemento notable por la insignia que lleva grabada. En la azotea otro grupo vigila a quienes se acercan a los manifestantes.
Los que necesitan pasar por el lugar deben hacerlo caminando y los vecinos deben dialogar con la resistencia para que les permitan el paso vehicular. En la mañana de este martes se inscribirían los estudiantes de comunicación social de la Universidad Fermín Toro, pero el operativo fue cancelado porque simplemente es un riesgo encontrarse en una zona que constantemente es atacada por los colectivos, presuntamente de la urbanización La Floresta.
Ciertas barricadas se observaron este martes al este de la ciudad, algunas cerraban por completo la vía, otras solo un canal. En la “bajada” del Jirahara la avenida fue obstaculizada a las 10:30 de la mañana.
Entrar o salir de Cabudare se volvió una tarea imposible para más de uno, puesto que la mayoría de las vías se encontraban cerradas. Los tres accesos del distribuidor Bellas Artes amanecieron trancados, en cada urbanización sus vecinos se encargaron de colocar sus propias barricadas y entre todos resguardaban la avenida de eventuales ataques.
Los únicos que lograron transitar en el sitio fueron los ciclistas y motorizados, el resto de los habitantes debió regresar y buscar otra vía o simplemente caminar. Los autobuses dejaban a los pasajeros en plena avenida Ribereña y estos comenzaban a caminar apresurados.
En su mayoría los manifestantes son jóvenes entre 20 y 30 años de edad, quienes aseguran que tienen miedo, pero que son ellos quienes deben luchar por su país, por lo que cuentan con el apoyo de su familia. “Somos nosotros lo que no tenemos futuro en este país. Ya nuestros padres adquirieron sus viviendas y vehículos, nosotros no tenemos condiciones para mantenernos. Como estudiantes y futuro del país tenemos el honor de proteger a los más débiles, seguiremos peleando, porque si no tenemos una vida digna es preferible no vivir”, expresó uno de los encapuchados.
Igualmente en Valle Hondo se encontraba cerrada la avenida principal y los manifestantes buscaban todo tipo de objetos metalicos como portones y muebles para cerrar la vía.
Santa Rosa fue cerrada en ambos sentidos. Quienes se encontraban allí detallaron que el estado Lara estaba unido a paro de ocho días, durante el cual el transporte, los colegios y el comercio debían paralizar por completo sus actividades. Sin embargo, ante la “indiferencia” de la población ellos decidieron que trancarían toda la ciudad y de esa manera la gente se vería obligada a paralizar sus funciones.
Los vecinos de la avenida Libertador con 54 llevan más de dos días cerrando el paso vehicular. Ellos dijeron que apoyan a la resistencia que se encuentra fuerte y constante en San Cristóbal. Igualmente en la urbanización 23 de Enero los habitantes sacaron colchones, matas de bambú, hasta muñecas de trapo viejas para hacer sus barricadas.
En tanto, los estudiantes de la UCLA hicieron un pancartazo en el Rectorado, en el cual pedían dinero para Frank, un alumno del Decanato de Ciencias Veterinarias que fue herido con un perdigón y perdió su ojo.
En cada uno de los puntos, los protestantes aseguraron que nada los sacará de las calles, que cada día se preparan más para esta batalla y que no tienen miedo.
