Falta de mantenimiento y vandalismo contribuyen al caos tecnológico en el país

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“No hay línea”, “No pasó la tarjeta”, “Aló me escuchas, se cayó la llamada”, “No tengo cobertura”, entre muchas otras, son quejas cotidianas, que hacen que la rutina del venezolano sea caótica.

Cualquier diligencia o necesidad de comunicación, que implique el uso de los servicios de telefonía fija o móvil, navegación en internet, transacciones financieras por redes o televisión satelital, se convierte en un suplicio, debido a las constantes fallas de estos servicios.

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El detrimento tecnológico es innegable, y aunque no hay discusión en que gran parte de los venezolanos actualmente tiene acceso a esos servicios, el problema radica en la calidad con que se ofrecen.

La causa de todas estas fallas se resume en tres factores, manifiesta el ingeniero en Telecomunicaciones, Antonio Patiño.

En primer lugar el atraso en la infraestructura tecnológica instalada en el país, que es muy por debajo del resto de América Latina y el mundo, pero que además no cuenta con el mantenimiento necesario para, al menos, operar bien en líneas generales.

En este primer factor, influye el flujo de divisas que impide importar para adecuar los equipos o sustituirlos, el mantenimiento está frenado, pese a que existe el personal capacitado para hacerlas. Las empresas de telecomunicaciones privadas tienen las divisas restringidas por el Estado.

Como no hay inversiones, la calidad del servicio se viene abajo, mientras que crece la demanda del servicio.

El segundo factor que contribuye al detrimento de las operaciones tecnológicas en el país es la restricción para la adecuación de tarifas operacionales, indica Patiño. Las empresas deben pagar a sus proveedores externos, y actualmente están endeudados. Como no se les permite adecuar sus tarifas y obtener un margen de ganancias, varias han manifestado la posibilidad de cesar operaciones en el país.

Es el caso de las empresas telefónicas Movistar y Digitel, las cuales han sido obligadas por el mandatario nacional a revertir el incremento de sus tarifas en las dos últimas ocasiones (año 2016 y 2017).

Y en tercer lugar, pero no menos importante, resalta Patiño, es la tendencia actual del hurto y robo de los cables que soportan la cobertura de las tecnologías. Los vándalos buscan en el cableado el cobre para su reventa, el cual genera grandes dividendos.

Los antisociales roban el cable y lo queman para quitar recubrimientos o códigos y obtienen el cobre, para su posterior reventa a chatarreros o directamente al “mercado negro”.

Este material predomina en los procesos productivos del país, especialmente en la industria eléctrica, petrolera y de comunicación, por lo que es considerado material estratégico y no se produce en Venezuela, sino que por el contrario se importa en grandes cantidades. Su robo, es un hecho punible según lo especifica la Ley Orgánica contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo.

Sin embargo, para Patiño, no existe suficiente control con la compra – venta a chatarreros, o quizás las sanciones no son suficientemente aleccionadoras.

Pero además el ingeniero explica, que existe un desconocimiento por parte de los vándalos, que también roban el cableado de fibra óptica, pero el mismo está conformado por plástico para conducir luces y datos, y éste no tiene ningún material aprovechable.

Antonio Patiño asegura que diez años atrás, el país contaba con uno de los mejores sistemas de comunicación de América Latina, luego de varias décadas de poco progreso a nivel tecnológico, los empresarios hicieron un trabajo muy importante para el final de la década de los ’80, cuando entra la telefonía celular y viene a reforzar el servicio de comunicaciones, además habían empresas de telefonía con una competencia leal y esa competencia permitió que Venezuela tuviera un sistema de comunicación confiable.

Pero ahora, el sistema es completamente débil. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en su informe “Estado de la banda ancha 2016”, la velocidad promedio de carga para banda ancha en América Latina es de 2,92 Mbps, mientras que Venezuela con 0,59 Mbps de velocidad se sitúa en el peor puesto de la región.

No es fácil revertir el atraso tecnológico, habría que disponer de los recursos en divisas para poder hacer las inversiones en materia de ciencia y tecnología, y adecuarse a la tecnología de punta. Si dejamos de hacerlo se nos hace más larga la distancia, pero si lo hacemos ahora, en un máximo de cinco años nuestras capacidades tecnológicas estarían a tono con la demanda nacional e internacional, apunta el ingeniero.

En caso contrario, el panorama tecnológico no es favorecedor, el decaimiento de la actividad de comunicaciones podría ser mucho peor.

Usuarios incomunicados

Por lluvias, robo de cables o saturación de la red, comunidades enteras en Barquisimeto han quedado sin servicio telefónico y de internet por varios días, incluso meses.

Es el caso de la zona de El Ujano, en el noreste de la ciudad, en donde sus vecinos están incomunicados debido al robo de fibra óptica perteneciente a la estatal CANTV, desde hace casi dos meses. La fibra óptica no permite empalmes sino que debe ser sustituida completamente y se adquiere en dólares.

La semana pasada fue restablecido el servicio ABA a ciertos sectores como Indio Manaure, sin embargo, urbanizaciones como Rio Lama, continúan totalmente incomunicadas, pese a las reiteradas denuncias de los usuarios.

 

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