Para el 26 de septiembre está pautada en Argelia la reunión del 15° Foro Internacional de Energía (IEF).
En este evento, que desde 1991 reúne a productores, consumidores y demás participantes del negocio energético, responsables de más del 90% de la oferta y demanda mundial de petróleo y gas, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), a instancias de algunos de sus miembros, intentará una reunión informal entre productores, que perseguiría “restablecer la estabilidad y el orden en el mercado petrolero”, según lo expresado en nota de prensa por el ministro de energía de Qatar, Mohammed BinSaleh Al Sada.
Lo que está planteado es intentar negociar un acuerdo que permita reducir o controlar la producción de crudo, en la búsqueda de un repunte de los precios internacionales. Es la misma agenda que se discutió en el pasado mes de abril en Doha (Qatar), que, como se sabe, no logró un acuerdo positivo, entre otras razones por la negativa iraní de participar en este tipo de iniciativa. Este nuevo cónclave enfrentaría una problemática similar a la que se presentó en Doha, puesto que con algunas variantes la dinámica alrededor del mercado continúa influenciada por los mismos factores en los últimos tres años, a saber:
- La producción mundial de petróleo estuvo caracterizada durante mucho tiempo por la extracción del crudo en países del tercer mundo, particularmente en Oriente Medio, un área geográfica de gran volatilidad geopolítica, donde se concentra el mayor volumen de reservas. Desde estas regiones el crudo se exportaba hacia los países industrializados. Esta relación ha cambiado, entre otras razones porque los sucesivos aumentos en los precios permitieron que la relación costo-beneficio impulsara un significativo incremento de la producción mundial, gracias a la incorporación de fuentes no convencionales y el desarrollo de nuevas tecnologías. Particularmente importantes han sido:
- a) los procedimientos de extracción por fracturación hidráulica (fracking), responsable junto al sistema regulatorio interno, del boom de la producción estadounidense,
- b) las explotaciones off shore,
- c) la extracción en las arenas bituminosas de Canadá, y
- d) el notable incremento en la producción de Rusia. De esta manera, el ingreso de viejos y nuevos actores, forja un nuevo mapa del negocio petrolero. Hoy la producción OPEP solo representa un poco más de un tercio del volumen mundial, lo que deja poco margen para manejar los recortes y aumentos de producción, y de esta manera influir sobre la oferta y los precios, como habitualmente se hizo en los últimos 40 años.
- El segundo componente de este escenario lo constituye la merma en la demanda energética mundial. Factores recesivos, derivados de la crisis mundial del 2007-2008, particularmente en Europa, la lenta recuperación de la economía norteamericana y el proceso de desaceleración de la economía china, luego de un ciclo expansivo y de alza en los precios del petróleo y otros commodities, han creado un entorno de sobreoferta petrolera que se ha mantenido en los dos últimos años, incidiendo en la caída abrupta de las cotizaciones internacionales.
- La estrategia diseñada por Arabia Saudita y sus socios del golfo en noviembre 2014 consistió en permitir la libre fluctuación de oferta y demanda, esperando que el mercado terminara regulando los precios. Esta estrategia, no compartida por otros miembros de la OPEP como Venezuela, Irán, Libia, Nigeria, Ecuador, se reducía a esperar que una baja significativa en los precios terminara sacando del mercado a aquellos productores no convencionales, cuyos costos excedieran las tasas de beneficio.
Se planteó entonces, una guerra de precios con los productores de Norteamérica y otras regiones, basados en los relativos bajos costos imperantes en Oriente Medio. El trasfondo de esta posición, contempla también una lucha por el mantenimiento de las cuotas de mercado.
Arabia Saudita se ha mostrado renuente a ceder participación a otros productores fuera de su natural zona de influencia, tampoco a Irán, su rival económico e ideológico regional. Ello ha conducido tanto a los saudíes como a otros productores, a incrementar su capacidad de extracción para compensar la caída en los ingresos. Sin embargo, Rusia, ha logrado aumentar sus exportaciones hacia los mercados asiáticos, particularmente a China, Japón e India, en detrimento de las exportaciones saudíes (Wall Street Journal, 8 mayo 2016)
Desde junio 2014 los precios han caído hasta un 75%, afectando las economías de países OPEP dependientes de la renta petrolera y con importantes déficit fiscales (Venezuela, Nigeria, Argelia, Libia).
En conjunto, la organización tuvo un déficit de 99.600 millones de dólares en 2015, frente a un superávit de más de 200.000 millones de dólares en 2014, (OPEP: Informe estadístico-junio). También ha tenido efectos negativos en otras economías no OPEP como Rusia, México, Colombia, Brasil, Noruega, Canadá, en productores de esquisto en USA, paralización de inversiones y proyectos multimillonarios de corporaciones internacionales, en una dinámica paralela a un repunte del dólar norteamericano, incidiendo en la reducción de flujos de capital hacia países emergentes, particularmente destinados a inversiones en commodities.
¿Qué esperar?
Un repunte en los precios, que permitió cotizaciones de hasta 50 $/barril en junio, en el marco de una secuencia de aumentos que no se presentaban en los últimos 3 años, el anuncio de nuevas inversiones por parte de algunas corporaciones en proyectos puntuales y un esperado equilibrio en el mercado hacia finales del segundo semestre 2016, según estimaciones preliminares de la Agencia Internacional de Energía (AIE, 14 junio) parecieran ser algunos de los indicadores que propiciarían esta nueva tentativa de negociar un consenso entre productores, en la búsqueda de mejorar los precios en este complejo y volátil mercado.
