Para recordar: “Entonces Dios contempló todo lo que había hecho, y vio que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana del día sexto” (Génesis 1:31).
Según la es.wikipedia.org, sínodo es una asamblea de Obispos, que a diferencia de los concilios, que tienen la capacidad para definir dogmas y legislar, los sínodos son solo consultivos y tienen por misión primaria asesorar al Papa en un tema propuesto.
El texto inicial, indica que Dios finalizó la creación el día sexto y vio que todo “era bueno en gran manera”. No había pecado, ni error ¡Todo era perfecto y santo!
En ese sexto día de la semana, formó al hombre, después a la mujer y con ello el primer hogar. Entonces, ¿Creó Dios un tercer sexo, como algunos pretenden llamarlo? La respuesta es: No. Este mal, la homosexualidad tanto por enfermedad, como por mala costumbre, surgió con la entrada del pecado.
Mucho antes del sínodo de la familia, el Cardenal Jorge Urosa Savino dijo: “…la Iglesia (Católica) acepta que la homosexualidad es algo desordenada, pero si la persona tiene control de su sexualidad puede estar perfectamente integrada a la Iglesia. Y el Papa (Francisco) insiste en que no se debe discriminar, ni agredir a una persona por su tendencia sexual…” (04/08/2.013, www.eluniversal.com… cambios del papa). Preguntamos ¿Quién tiene control o cambia su vida sin la ayuda divina?
Cristo no nos manda a discriminar o maltratar porque alguna persona escoja ser borracho, adultero u homosexual (pecados condenados por Dios). Pero, la iglesia Católica o cualquier institución religiosa, no debería fijar una posición contraria a lo que dijo el Salvador.
El Señor, promovió el arrepentimiento, y el apóstol Pablo, igual que Cristo, manifestó que la homosexualidad y otros pecados, no entrarían en el reino de los cielos (ver 1ª Corintios 6:9). Cuando a Jesús, le tocó perdonar a los pecadores, les decía: “vete y no peques más” ¿Acaso esa no sería la posición de Cristo, actualmente?
Antes de finalizar el sínodo 2.014, el Cardenal polaco, Stanislaw Gadecki y un grupo de Obispos conservadores, rechazaron la moción del Papa Francisco de aceptar en la iglesia a los homosexuales, porque “tienen dones y cualidades para ofrecer a la comunidad cristiana”, y lo calificaron de “inaceptable, por considerar que es una desviación de las enseñanzas eclesiásticas” (EL IMPULSO, 15/10/14, p.A7).
El Papa Juan Pablo II, fallecido recientemente, escribió: “El matrimonio… constituye la base de la esperanza para la persona, es decir, para el hombre y la mujer… y está unido al origen del hombre en el mundo… (Libro por Internet, “Hombre y mujer los creó…”, p.545). En dicho libro, el mencionado Papa, no dejó abierta la posibilidad de aceptar la homosexualidad.
Dado el desvío sexual, y otros pecados, que practicaban los hombres de Sodoma y Gomorra, frente a los ángeles de Dios (Génesis 18 y 19), Cristo aprovechó lo ocurrido y señaló: Como en los días de Noé y como en los días de Sodoma… “así será la venida del Hijo del hombre» (Mateo 24:37-39; Lucas 17:28-30).
Al igual que Jesús, el Hijo de Dios, no deberíamos cambiar el concepto de sexualidad y menos aceptar el pecado en el seno de cualquier iglesia, ya que estaríamos enviando a las personas directamente a la perdición eterna y no a la salvación que es en Cristo Jesús, Señor nuestro.
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