Acerca del anuncio hecho en el programa José Vicente Hoy por el ministro de Economía, Finanzas y Banca Pública, Adolfo Marco Torres, de que no está prevista una devaluación para el año 2015 en Venezuela, el economista Antonio Smith, sostuvo que “las devaluaciones nunca se anuncian porque desatarían una ola especulativa contra el bolívar en venezolano, por lo tanto no son para nada creíbles las declaraciones del ministro”.
El especialista, con maestría en Economía y Finanzas en Madrid, (España), y maestría en Políticas Públicas, en el Hertie School of Governace, Berlín (Alemania), señaló que necesariamente se requiere una devaluación de la moneda en el país como parte de un programa de ajustes fiscales para poder equilibrar las cuentas nacionales y así obtener mayores ingresos como se ha hecho en los últimos treinta años, ya que en este momento el déficit fiscal supera los dos dígitos del Producto Interno Bruto.
Precisó que a esta realidad se suma la caída de más de 20% de los precios de la cesta de crudo venezolano, por lo cual se afianza la duda sobre las declaraciones del ministro. Dijo, según las estimaciones hechas por expertos en economía, para obtener una tasa de equilibrio de las cuentas fiscales al tipo de cambio debe situarse la devaluación hipotéticamente en más de veinticinco bolívares por dólar, no obstante, se ve poco probable porque la magnitud de una decisión de esta naturaleza en un año electoral golpearía al Gobierno.
Sin embargo, estimó que siendo la economía venezolana tan distorsionada y regulada, es impredecible hoy día saber en qué punto de equilibrio convergería la nueva tasa de cambio.
Sobre la conveniencia para el país de aumentar el litro de gasolina, en lugar de impuestos, Smith precisó que efectivamente si se elimina el subsidio a este combustible el dinero por concepto de su venta contribuiría a bajar la brecha del déficit fiscal, tomando en consideración que este negocio se traduce actualmente en trece mil millones de dólares anuales, inclusive, compensaría la caída que se pudiera originar por los descensos del precio del petróleo.
Explicó que por cada dólar que se deja de percibir durante un año producto de la caída del petróleo, el tesoro público deja de recibir 700 millones de dólares en promedio, y si se sigue proyectando otra baja para el próximo año, calculada en 20 dólares menos el barril, la pérdida se ubicaría en 14 mil millones de dólares para el país.
Afirmó que para sostener las misiones, el petróleo debe mantener su precio en 125 dólares el barril. Cree improbable que el Gobierno suba los precios de la gasolina en un año cuando se realizará un proceso electoral parlamentario, debido a su impacto social.
Expuso que un aspecto positivo de llegar a caer los precios del petróleo es que se verían obligado a entenderse con la empresa privada para que lo ayude al proceso productivo de bienes y servicios para la nación.
