1999 marca en la Venezuela contemporánea un momento que, visto en retrospectiva, no se puede considerar sino como infausto y doloroso. Presenciar la humillación a que debemos someternos los venezolanos hoy para mal comer, mal vestirse y mal vivir resulta paradójico cuando se vive bajo un gobierno que tuvo la desfachatez de crear un “viceministerio para la suprema felicidad”, cuando con sus actuaciones convertía nuestra existencia en un verdadero infierno.
Cuando observamos la abyección de las “inhabilitaciones” y recordamos todas las trapisondas colocadas por el Consejo Nacional electoral para evitar que centenares de miles de jóvenes pudiesen concretar su inscripción en el Registro Electoral, y todos los obstáculos y tracalerías que se le hacen a los factores de la oposición para que torpedear la formalización de sus candidaturas para las elecciones legislativas rememoramos las crueldades que debieron sufrir los afroamericanos en los Estados Unidos en sus luchas por lograr derechos civiles, que los jóvenes norteamericanos de hoy no podrían creer ni que se lo juren sus propios padres, ya que se ve tan natural que hoy un afroamericano sea el presidente electo y reelecto en esa nación, que se olvida cuanta sangre tuvo que correr y cuantas humillaciones y atropellos debieron soportarse para llegar a la realidad actual.
La vesania, locura criminal que exhiben los “hijos de Chávez” para, en pleno siglo XXI, pisotear conquistas tan elementales de la civilización como el derecho a expresarse libremente, a comprar y vender lo que a uno se le antoje dentro de las normas de la convivencia humana, a tener acceso a alimentos, medicinas, servicios de salud, a protestar y a sentir seguridad de nuestras vidas o nuestros bienes es insoportable.
Los venezolanos sabemos muy bien lo que nos estamos jugando. Vergüenza nos da conocer el testimonio de uno de los médicos cubanos desertores de “Barrio Adentro” cuando dice que “en Venezuela la pasó peor que en Cuba”. Cuando Venezuela ha sido convertida por el “socialismo” en el país más miserable del mundo, quisiera parafrasear al reverendo Martin Luther King, preguntándole a mis compatriotas: ¿Podemos tolerar estas condiciones para nosotros o para nuestra nación?
@jorgeramfer
